El documento final de la tan cacareada Cumbre del Clima de París lo puede ver el curioso lector que aguante la humorada en la dirección electrónica http://unfccc.int/resource/docs/2015/cop21/spa/l09s.pdf.
Lo primero que conviene destacar es que la burrocracia (con erre) internacional supera por goleada a nuestra castiza y pobretona burocracia (con ere) carpeto-vetónica. ¡Pero qué dislate las primeras 22 páginas del documento! ¿Las habrá leído alguien nacido de mujer? Son galimatías y jerigonzas estomagantes, enredados, infumables e inútiles. Pero, ¿para qué demonios sirven? ¿Para mantener a los burócratas internaciones con altos salarios?
No desesperemos y pasemos directamente a la Declaración de París, que es la esencia del documento. Nos limitaremos a tres perlas.
El artículo 1.3 es antológico: «Por “Parte” se entenderá una Parte en el presente Acuerdo». ¿Quién, a la vista de este texto no recuerda lo de: «La parte contratante de la primera parte,…»?
La almendra de la Declaración se recoge, a nuestro entender, en el artículo 4.19, con lo cual todo queda claro: «Todas las partes deberían esforzarse por formular y comunicar estrategias a largo plazo para el desarrollo con bajas emisiones de gases de efecto invernadero, teniendo presente el artículo 2 y tomando en consideración sus responsabilidades comunes pero diferenciadas y sus capacidades respectivas, a la luz de las diferentes circunstancias nacionales». ¿Habremos leído bien? ¿Esto es todo? ¿Para esto se reúnen ciento y muchos países? No. No puede ser. Será posiblemente una mala traducción del inglés.
Pero nuestra estupefacción llega al límite cuando llegamos al artículo penúltimo: «El original del presente Acuerdo, cuyos textos en árabe, chino, español, francés, inglés y ruso son igualmente auténticos…». O sea, que sí, que el artículo 4.19 es auténtico (!!!). Señores y señoras de la conferencia de París: ¡Váyanse a la m…!, sea dicho en el mejor estilo Sánchez.
Quizás, la escena del contrato de los Hermanos Marx haya inspirado la metodología seguida en la cumbre. Sobre las expectativas iniciales se han ido cortando trozos o «partes» que molestasen a las «partes».