«Murcia 5 [de junio de 1963]. El Jefe del Estado ha llegado poco después de las nueve y media de la noche al Pantano del Cenajo. … Después de cenar en privado, el Caudillo pasó a la casa-administración del embalse del Cenajo, donde escuchó las explicaciones del director general de Obras Hidráulicas sobre la cuenca del Segura, así como las disponibilidades hidráulicas de la misma y las posibilidades técnicamente posibles para el planteamiento de una ampliación de sus regadíos.—» (ABC 6/6/1963). Según el testimonio de un testigo de excepción, en esa reunión «Franco permitió, por primera vez, que se le expusieran las ideas básicas sobre el trasvase del Tajo al Segura … La exposición fue tan detallada, clara y brillante y los beneficios que proporcionaría tan considerables que Franco ordenó que se iniciaran de inmediato los trabajos y estudios precisos para que el trasvase Tajo-Segura se convirtiera en una realidad, como así ha sido. … Murcia y las vegas del Segura habían, por fin, conseguido el tan anhelado trasvase».
La inauguración de los embalses del Cenajo y Camarillas, conforme se narra en las crónicas y se puede ver en el NODO, fue un festejo continuado, con baño de multitudes loando los logros que el «Régimen» estaba consiguiendo para el regadío murciano. Fue el escenario elegido para conseguir las bendiciones de la cabeza del régimen a la causa impulsada una década antes por los terratenientes murcianos en defensa de sus intereses (véanse las entradas 1953. Regadíos del Segura y trasvase y 1959. El regadío murciano, problema nacional).
Es simbólico que la cuenca del Tajo está ausente desde el principio, sin que nadie defienda sus intereses, mientras el regadío murciano se encuentra presente de manera ostentosa. Como se ha ido repitiendo en momentos posteriores, por ejemplo en el Memorándum. La pirotecnia que precedió a la reunión de la noche del 5/6/1963 ha continuado durante la vida del trasvase, pues con fuegos de artificio propagandístico se esconde el fracaso global de la infraestructura.
Aunque en los años posteriores ─hasta la aprobación del anteproyecto─ el trasvase tuvo una fuerte contestación desde los poderes locales, principalmente de Valencia, Cáceres y Toledo. Los primeros lograron independizar el Júcar del trasvase (aunque físicamente compartan el embalse de Alarcón y la Central del Picazo). Los de la cuenca del Tajo no consiguieron ningún cambio sustancial del proyecto, sólo que se maquillara con engaños.
En resumen, el origen del trasvase fue el temor de los terratenientes murcianos a los efectos del intento de ordenación de los usos del Segura de 1953. Movilizaron la estructura provincial del Sindicato Vertical, rescatando un proyecto de la II República, pero con múltiples diferencias conceptuales. La principal es que se trata de una reivindicación local en lugar de ser un planteamiento nacional, con una tramitación que se realizó por conductos internos de una organización dictatorial, de espaldas a la cuenca del Tajo. El trasvase se basa en la premisa ─justificada a partir de un dato parcial no representativo y un razonamiento desiderativo─ de que transformar el secano murciano en regadío es más rentable que hacerlo con el toledano, lo que justificara que se llevaran el agua del Tajo. No se analizan los aspectos negativos del trasvase en el Tajo, que sí fueron planteados cuando se debatió el trasvase en 1933. También se desoyeron las precauciones que se hicieron en la memoria adicional del Plan de Obras Públicas de 1940 sobre el trasvase.
Coincide en el tiempo con la euforia por la realización de grandes obras hidráulicas y con el cambio de modelo económico que valora al alza la transformación en regadío. Ambas circunstancias ayudaron a reivindicar una política de fomento del regadío murciano basada en la «corrección del desequilibrio hidráulico».
La finalidad inicial del trasvase era únicamente el regadío, con el trasvase de sobrantes sin lesionar intereses legítimos. Después se cambió el discurso, aduciendo mayor rentabilidad en Murcia que en Toledo. Ha pasado tiempo desde estas propuestas, pero reflejan cual es el comportamiento actual del trasvase. Aunque oficialmente sólo se trasvasen excedentes, la presupuesta rentabilidad del regadío del trasvase justifica todo tipo de excepciones a beneficio del lobby trasvasista y tropelías contra el Tajo.
La propaganda del trasvase como herramienta ya está fijada en 1953. Ha logrado que cale profundo en el sentimiento murciano y en gran parte de la opinión pública nacional como imprescindible para beber, el turismo y la economía regional, cuando hay recursos en la cuenca del Segura para atender sus usos prioritarios.
En la concepción del trasvase no se consideraron aspectos ambientales, algo normal en una época en la que era un tema que no preocupaba. A día de hoy ha cambiado la sensibilidad ambiental, pero no hay ninguna evaluación ambiental oficial del trasvase.