La sequía de la Dirección General del Agua

Desde la entrada en vigor de la Ley 21/2013, que traspone las conclusiones del grupo de trabajo del Memorándum, el Sistema de los Embalses ha estado más de la mitad de los meses en situación oficial de «excepcionalidad hidrológica», cuando las aportaciones recibidas no han sido excepcionalmente bajas (véase la entrada «Mala situación en Entrepeñas y Buendía y aportaciones del año hidrológico 2014-2015»; en lo que se lleva de año hidrológico las aportaciones se encuentran cerca de la mediana, sobre el percentil del 47%). Sin embargo, la Dirección General del Agua continúa anclada en el discurso de la sequía, sin que haya visos de cambio.

Europa Press publica, en dos reseñas de los días 27 de abril y 1 de mayo de 2016, declaraciones de la Directora General del Agua, Dª Liana Sandra Ardiles López. Entre otros aspectos recoge:

  • «ha señalado que España es un país “vulnerable” a la sequía, un efecto que se sufre de manera cíclica y que “afecta a la economía y al bienestar de los ciudadanos”».
  • «España tiene el compromiso de revisar sus planes de sequía antes del 31 de diciembre de 2017, de modo que incluirán una previsión de los efectos del cambio climático».
  • «ha afirmado que “el trasvase sigue mejorando pero no está aún en los límites de fase anterior a la emergencia”, aunque confía en esta primavera que está siendo muy lluviosa y podría recuperar los sistemas».
  • «ha valorado la reciente culminación de una tubería para dar un mayor abastecimiento desde la desaladora de Águilas (Murcia) a los regantes, algo que también permite reducir la presión sobre el sistema general, mediante el agua de la desaladora. También se ha referido a los 30 hectómetros cúbicos de agua desalada procedentes de la planta desaladora de Torrevieja (Alicante)».
  • «ha resumido que en el marco de los reales decretos de Sequía se han puesto en funcionamiento distintas medidas con las que se han logrado 70 hectómetros cúbicos adicionales de agua desalada y otros 220 hectómetros cúbicos adicionales en esa cuenca».
  • «En definitiva, Liana Ardiles ha destacado que “en España, con una escasez crónica, todos los recursos suman y se pueden integrar al sistema. A su juicio, “ese es el gran logro de esta última sequía”, junto con el aprendizaje adquirido desde la de 1995».

Estos extractos reflejan su línea de gestión del agua. A continuación, unos comentarios:

  • Ausencia en el discurso de la protección del recurso y de sus objetivos medioambientales.
  • Entrepeñas y Buendía se encuentran al servicio del trasvase Tajo-Segura. La situación de sus municipios ribereños es ignorada.
  • Aunque la Directora General del Agua confíe en una primavera muy lluviosa que podría recuperar los embalses para poder incrementar los trasvases, lo más probable es que en lo que queda de año hidrológico, la cabecera del Tajo continúe en nivel 3.
    A 1 de mayo, el volumen embalsado en Entrepeñas y Buendía, según el SAIH del Tajo, era de 573 hm³, inferior a 604 hm³, que es el valor correspondiente al mes de mayo en la curva de excepcionalidad hidrológica definida para el periodo transitorio que al parecer es el criterio seguido por la Comisión Central de Explotación del Acueducto Tajo-Segura (propuesta en el documento en el documento «El sistema de cabecera del Tajo y el trasvase Tajo-Segura»). Para el mes de junio este valor se fija en 630 hm³, por lo que, para alcanzar el nivel 2 en junio, las reservas tendrían que incrementarse en 57 hm³. Teniendo en cuenta que el consumo estimado en el mes de mayo para el Tajo es 31 hm³ (desembalses de referencia), que queda un trasvase pendiente de 20 hm³ y que hay una evaporación que puede ser estimada en 6 hm³ (similar a la de mayo de 2015), se requerirían unas aportaciones superiores a 114 hm³ en el mes de mayo para que en junio se esté en nivel 2. Desde 1980, sólo ha habido 6 meses de mayo con aportaciones superiores, todos correspondientes a años hidrológicos en los que se superaron los 900 hm³ de aportaciones. Al respecto, las previsiones de AEMET no invitan al optimismo:

    Previsión de precipitación para los meses de mayo, junio y julio de 2016. Fuente: AEMET
    Previsión de precipitación para los meses de mayo, junio y julio de 2016. Fuente: AEMET
  • Vincula la revisión de los planes especiales de sequía a una previsión de los efectos del cambio climático. Entonces, ¿para qué han servido los dos ciclos de planificación con sus planes hidrológicos de cuenca? Da la sensación que únicamente para evitar sanciones de la Unión Europea manteniendo, e incluso incrementando, los regadíos.
  • Limita las actuaciones de sequía a la movilización de nuevos recursos. No se plantea la reducción de la presión extractiva. En la práctica, la atención de los derechos del régimen concesional está por encima de la protección medioambiental, a pesar del alto estrés al que se ve sometido en una sequía auténtica.
  • Hay que insistir en que la situación de sequía actual de la cabecera del Tajo no tiene sus causas en unas condiciones climáticas especialmente adversas, sino que está causada por la mala gestión. A su vez, las medidas han consistido en la movilización de 220 hm³ de la cuenca del Segura, lo que la deja más vulnerable de cara a la sequía.
  • El papel de la desalación sigue sin estar definido. En tres años ha pasado de ser criticada a ser la última esperanza, con el ridículo añadido de tener que realizar conducciones de urgencia que antes se declaraban inútiles. Sin embargo, no se produce una revisión del rol de la desalación; lejos está el planteamiento de su uso racional, integrada dentro de la optimización de la gestión del recurso en los planes hidrológicos de cuenca, que posibilite la consecución de los objetivos ambientales de las masas de agua. Para el regadío, tener desaladoras paradas que sólo funcionen cuando no hay otros recursos es un lujo, que es posible gracias a subvenciones que al final lastran la inversión pública en el agua.

La Directora General del Agua utiliza el término de sequía engañosamente para encubrir su mala gestión, cuando la sequía real es de principios para una gestión racional del agua enfocada a su protección. Para salir al paso, las soluciones dadas son incrementar la sobreexplotación de una cuenca «estructuralmente deficitaria» y, con cargo al cada vez más menguante presupuesto público para el agua, realizar obras a la desesperada y pagar subvenciones adicionales para poder utilizar infraestructuras ya subvencionadas. La preocupación por el medio ambiente desaparece hasta del discurso. Mientras, del trasvase Tajo-Segura sólo interesa calmar al lobby de regantes del trasvase, despreciando al Tajo y lo que de él depende. Bajo su dirección se ha promovido y desarrollado el Memorándum que, además de destrozar el Tajo, en la práctica empeora aún más la situación de un trasvase que es insostenible. En sus manos tuvo la información y la oportunidad para cambiar la gestión del agua, pero no quiso o no supo hacerlo, optando por permanecer al calor del lobby.

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