¡Y el SCRATS presume de buen pagador!
“Claver: «No pagaremos las nuevas tarifas del Trasvase, son un disparate»” (titular de noticia en la web de La Verdad, 4/5/2016). Ésta es la reacción de José Manuel Claver, presidente del SCRATS (Sindicato de Regantes del Acueducto Tajo-Segura) tras la filtración (¿interesada?) de las negociaciones de modificación de las tarifas del trasvase. La misma mañana, La Verdad publicaba la noticia «Los regantes del Trasvase se sublevan contra una propuesta que duplica el coste del agua» que, al igual que la indicada al principio, está firmada por Manuel Buitrago, Redactor Jefe de La Verdad y vocero oficioso del SCRATS.
Por lo que se lee en las noticias, desde la Confederación Hidrográfica del Segura se ha realizado una propuesta para que, de un modo similar al que ocurre con los términos de potencia y consumo de la factura eléctrica, las tarifas del trasvase comprendan una parte constante y una proporcional al volumen trasvasado. La estructura actual de las tarifas, aunque contemplen tres conceptos (dos variables y uno fijo) dan únicamente un valor por metro cúbico, siendo totalmente proporcionales al volumen trasvasado. Sin conocer los términos en los que está expresada, formando el juicio a tenor de lo que se desprende de la noticia, parece tener lógica la propuesta, pues hay gastos que dependen del trasvase efectuado (parte «c.- Los gastos variables de funcionamiento» de la tarifa), mientras que hay otros que se producen con independencia del volumen de agua transportado (parte «b.- Los gastos fijos de funcionamiento» de la tarifa; también sería susceptible de entrar en este grupo la parte «a.- Amortización del coste de las obras» de la tarifa, pero suponemos que no se querrá abrir ese melón en la propuesta).
Hay que considerar que, se trasvase o no, las confederaciones hidrográficas del Tajo y del Segura incurren en una serie de costes que han de ser repercutidos entre los usuarios, por lo que parece razonable que la estructura de la tarifa se adapte a esta realidad. Otra cuestión es si su cálculo incluya el coste completo o, como hasta ahora, el trasvase está fuertemente subvencionado (para más detalles, véase la entrada «as trece subvenciones encubiertas del Trasvase Tajo-Segura y un epílogo imposible»).
Con independencia del alcance de la propuesta de modificación y si en realidad se puede llevar a la práctica, es significativa la reacción. Para clarificarlo, se muestran algunos extractos de la primera noticia enlazada:
- «Durante la anterior sequía, el Gobierno socialista nos condonó parte de la tarifa del agua durante cuatro años, pero ahora, con otra sequía encima, la actual administración del PP nos quiere duplicar el precio. No lo entendemos».
- «Claver comentó que este asunto se estaba llevando de forma discreta y a puerta cerrada, y que una vez que ha trascendido a la opinión pública traslada la “indignación” que existe en el sector».
- «Apuntó que no piensan pagar la nueva tarifa “porque es una propuesta que no se puede asumir. Es un disparate y suscita un gran rechazo social”».
- «Indicó que el Gobierno regional y otras instancias tienen conocimiento de esta medida y confía en que el presidente de la Comunidad y la ministra en funciones impidan que salga adelante».
- «A su juicio, el cambio del sistema tarifario, “resultado de una elucubración de alguien”, afectará a todos los usuarios del Sureste, incluida la población abastecida por la Mancomunidad de Canales del Taibilla».
El discurso de la sequía sigue vigente. Es un engaño que esconde el problema real, que el Trasvase Tajo-Segura es insostenible. Lo que se llama actualmente sequía en la cabecera del Tajo no es más que la consecuencia de una pésima gestión, realizada por una Administración que ha antepuesto el interés del SCRATS al de la gestión sostenible. Aún así, el SCRATS recuerda tiempos mejores con otro partido político en el poder, en los que además recibía una compensación que, por el momento, no les concede el actual (que sólo les ha bajado la tarifa considerablemente, les tramitó su Memorándum o les subvenciona el agua desalada; al parecer es insuficiente). En este caso se «lo recuerda» al Gobierno actual como aviso a navegantes.
Vuelven a usar el abastecimiento como escudo humano, argumentando que el cambio tarifario afectará a toda la población del Sureste. Pero la realidad es que, desde la puesta en servicio del trasvase, es esta población la que paga más por el mismo agua, y además renuncia a su derecho prioritario sobre las aguas de la cuenca en beneficio de los agricultores (podría abastecerse a la población con los recursos propios de la cuenca, sin necesidad de recurrir al trasvase). Así, antes de esgrimir que el incremento de tarifa repercutirá en la población, hay que considerar que el trasvase para el abastecimiento es una entelequia para poder repercutir en la población gran parte del coste del trasvase que repercute en menores costes para los regantes.
Es significativa la exigencia al Gobierno Autonómico de adhesión a la defensa de los intereses del SCRATS, que se ha conseguido de manera inmediata, como se refleja en la noticia “Cachá: «Es una medida que llega en el peor momento»” (“La consejera de Agricultura y Agua, Adela Martínez-Cachá, se dirigió ayer al secretario de Estado de Medio Ambiente, Pablo Saavedra, para transmitirle la postura de su departamento en contra de la reforma del sistema tarifario del Trasvase. La semana próxima piensa tratar el problema con la ministra en funciones, Isabel García Tejerina, a la que pedirá que frene la medida. Entre medias, la Consejería enviará un informe del mismo tenor a la directora general del Agua, Liana Ardiles, que es quien está negociando. Martínez-Cachá subrayó que el Gobierno regional «está del lado de los regantes» …”).
Cómico, pero efectivo, es el teatro de la filtración de la negociación secreta por parte del medio afín, para salir a continuación rasgándose las vestiduras y mostrando indignación. Es parte del juego del SCRATS, que carece de contrapartida. Así, tal y como están redactadas las noticias, se logra formar conciencias, de modo que se interprete la medida como un ataque, no al SCRATS, sino a la sociedad murciana. El tono belicista de la redacción («Los regantes del Trasvase se sublevan», «Los regantes del acueducto Tajo-Segura están en pie de guerra», «La iniciativa que ha enfurecido a los regantes del Trasvase», …), unido a la identificación de las confederaciones hidrográficas del Segura y Tajo como el villano que sólo persigue su enriquecimiento ( «La CHS recibe el dinero que abonan el Scrats y Canales del Taibilla por el consumo del agua del Tajo, y se queda con un porcentaje en concepto de gastos de gestión. Otro tanto lo recibe la Confederación Hidrográfica del Tajo», «Ambos organismos serían, en principio, los beneficiados por esta medida», «El cambio del sistema tarifario obligaría a los regantes a abonar más dinero, por lo que ambas confederaciones tendrían asegurados unos ingresos»), hacen que la actitud del SCRATS de negarse a pagar sea percibida como heroica y no como delictiva.
Con esta filtración/reacción en víspera electoral, ante una Administración sumisa a los intereses trasvasistas, lo más probable será que la reforma de las tarifas no prospere y se mantengan las actuales. Mientras, gran parte del coste del trasvase es asumido por otros usuarios o pagado entre todos los españoles. Y la propaganda trasvasista seguirá vendiendo que los regantes pagan escrupulosamente toda la tarifa. Tarifa que seguirá sin incluir todos los costes y la reparación de los estragos que causa el trasvase.