La noticia «Los vertidos al Mar Menor se evitarán con filtros verdes y dos emisarios ya construidos» (La Verdad, 8/6/2016) muestra las soluciones que se están planteando para evitar el impacto negativo de los vertidos de los rechazos de las plantas desalobradoras del Campo de Cartagena sobre el Mar Menor. La motivación principal de la reunión es evitar afectar a los regantes del Campo de Cartagena ─mayor zona regable del trasvase─, cuya actividad constituye el principal aporte de nutrientes que causan la proliferación de algas del Mar menor.
Una línea de actuación es la de aprovechar los emisarios de las desaladoras de San Pedro de Pinatar y Cabo de Palos, ubicados al norte y sur del Mar Menor. Para llevar el agua a estos emisarios desde la rambla del Albujón, en el centro del Mar Menor, se requieren más de 40 km de tubería de gran diámetro, además de las impulsiones correspondientes. El coste de estas conducciones, unido al proporcional del emisario ya construido, ¿sería asumido íntegramente por los regantes?
Otra alternativa que se plantea es la aplicación de filtros verdes. Se trata de una medida eficaz cuando se plantea bien. Pero cuando se propone en situaciones a la desesperada como esta, hay motivos para el recelo. Es una medida extensiva, que requiere una considerable superficie, que al parecer será aportada, mediante expropiaciones, por la Consejería de Agricultura murciana. De esta forma se puede dar el caso de que con el dinero público se compre un terreno a unos regantes para solucionar un problema ocasionado por esos regantes. Además hay que considerar la afección sobre la eficacia del proceso de la salinidad del agua a tratar.
También se propone implantar bioelectrogénesis en las plantas desalobradoras. Se trata de un proceso esperanzador, que permite generar energía eléctrica y eliminar nutrientes. Al respecto, es muy interesante el trabajo de investigación que se está realizando desde la Universidad de Alcalá y desde el instituto IMDEA-Agua, que se puede apreciar en la web divulgativa bioelectrogenesis.com. Se recomienda también la web del proyecto AQUAelectra, que combina el trabajo del laboratorio de IMDEA-Agua con la experimentación en el centro experimental de la fundación CENTA en Carrión de los Céspedes. Como se puede ver se trata de una tecnología prometedora, pero que todavía no está implantada operativamente. Así, implantarla directamente en las desalobradoras del Campo de Cartagena sería una temeridad. Otra cuestión es que se planteara la investigación de la aplicación de la tecnología a los condicionantes de estas plantas, lo que requeriría de una inversión en una línea piloto de experimentación y calibración para, si procede tras la valoración de los resultados, realizar su implementación práctica. Como curiosidad, ¿cuánto habrá aportado la Dirección General del Agua a la investigación de la bioelectrogénesis?
La Ministra García Tejerina postula que «Sin planificación hidrológica no es posible hacer política del agua» (véase nota de prensa), mientras que tienen que improvisar medidas que no se recogen en el plan hidrológico del Segura recién aprobado, que se limita a plantear la construcción de un salmueroducto a partir de 2021 como medida para incrementar los recursos, no para la protección del medio. Se pretende sustituir con una serie de ideas felices lo que no está planteado en la planificación. ¿Se está realizando bien la planificación hidrológica? ¿Es efectiva?
Para contrarrestar la crispación pública por la degradación del Mar Menor a causa de los vertidos de las desalobradoras del Campo de Cartagena, se improvisan en una tarde unas medidas que carecen de valoración ambiental, técnica y económica. Como se ha indicado al principio, lo que se pretende es contentar a los regantes, para lo que se plantean actuaciones de dudosa eficacia, dilatadas en el tiempo y cuyo coste suponemos que correrá a cuenta del erario público (no se indica que será asumido por los regantes). Tampoco se comenta en la noticia que hasta que las medidas sean efectivas y eficaces las desalobradoras deberían estar paradas. La protección del medio ambiente puede esperar.