Sobre la situación del embalse de Buendía
Como continuación de la entrada «Sobre la situación de Entrepeñas», se presentan a continuación imágenes aéreas del embalse de Buendía, primero una vista general y después una serie de detalles de distintas partes del embalse:
En esta vista el embalse se encuentra por debajo del 25% de su capacidad, con la lámina de agua ocupando una mínima parte del volumen de embalse.
El embalse de Buendía a máximo nivel normal llegaría cerca del pueblo que le da nombre, pero en esta imagen se observa que se encuentra a casi 1500 metros. Así, el municipio de Buendía realiza su vida de espaldas al embalse, que lo único que le aporta es dificultad de comunicación con municipios vecinos y pérdida de tierra de labranza. Aunque, como se observa en la vista, se ha extendido el cultivo en la «ceja» del embalse. También aparece la urbanización «Sol-Marina “Santa Cruz”», intento frustrado de iniciar un desarrollo turístico basado en la explotación de los usos recreativos del embalse.
En la cola del embalse de Buendía correspondiente a los ríos Mayor y Guadamejud, se observa la gran superficie comprendida entre la lámina de agua y el máximo nivel de embalse. Además, un ejemplo de la dificultad de la comunicación entre los municipios debido a la existencia el embalse: Villalba del Rey y Buendía están a 10 km en línea recta, pero a tres cuartos de hora en coche.
En la parte de la cola del embalse correspondiente al río principal, el Guadiela, abundan las labranzas consolidadas. Además, al estar el embalse por debajo de su cuartil inferior, emergen parte las ruinas de los «baños de la Isabela».
Las características del embalse de Buendía son bastante diferentes a las de Entrepeñas. Tiene el doble de capacidad pero menos aportaciones. No obstante, la existencia del túnel que permite llevar agua desde Entrepeñas a Buendía, así como que aguas abajo viertan en el embalse de Bolarque, hizo que su gestión se planteara como la de un único embalse. Sin embargo, desde la puesta en funcionamiento del trasvase esta gestión planteada en su concepción no se ha podido hacer, al no alcanzar Entrepeñas la cota mínima de la entrada del Túnel. Así, el embalse de Buendía ha sufrido el descenso de aportaciones propio, la presión del trasvase Tajo-Segura y la imposibilidad de recibir caudales desde Entrepeñas, estando siempre en niveles muy bajos de llenado. Tanto el comportamiento antes del trasvase, como el posterior, se aprecia en la siguiente figura:
La construcción del embalse afectó a los municipios ribereños, pero a cambio tendrían una oportunidad de desarrollo, el «Mar de Castilla». Sin embargo, tras la puesta en servicio del Trasvase Tajo-Segura, la degradación del embalse es evidente. Ni se comporta como un lago ni como un río. Hay terrenos del embalse que llevan más de 35 años secos, al punto que han sido «colonizados» por los agricultores de la zona (desconocemos si con el conocimiento y/o autorización de la Confederación Hidrográfica del Tajo). No hay expectativa de mejora, pues si viniera un periodo de grandes aportaciones, al no tenerse en cuenta el criterio de mantener una mínima lámina, el agua se iría por el trasvase, retornando rápidamente a los niveles bajos de llenado.
En el artículo «Mentiras y verdades sobre el Tajo-Segura» (La Verdad, 18 de agosto de 2015) se indica que «el embalse de Buendía se considera sobredimensionado». Posiblemente sea cierto, pero, una vez construido el embalse, se ha de buscar su mejor gestión y no ampararse en malas escusas. Si es difícil llenarlo, ha de ser tenido en consideración para no vaciarlo. Si se realizara una explotación en la que primero se le dejara recuperarse y después se mantuviera siempre por encima del 50% de su capacidad, se podría extraer el mismo volumen de agua que en los últimos 35 años (salvo un incremento de la evaporación). El aspecto del embalse no sería tan lamentable y permitiría a los municipios ribereños opciones de desarrollo ahora vedadas.