La gestión del Trasvase Tajo-Segura está causando una afección muy grave en las posibilidades de desarrollo de los municipios ribereños de Entrepeñas y Buendía, pues no pueden desarrollar las actividades turísticas ligadas a los deportes náuticos. En Internet se pueden encontrar diversas fotografías que muestran el estado de los embalses, como por ejemplo en el sitio de Facebook de «Río Tajo Vivo». A continuación se reproduce una de estas imágenes, comparativa del Embalse de Entrepeñas entre 2010 y 2015, que habla por sí misma:
Para completar esta perspectiva, se muestra a continuación la parte de la ortofoto del PNOA, de primavera de 2016, correspondiente al embalse de Entrepeñas (en rojo se ha marcado el máximo nivel de embalse):
En el momento de realización de la ortofoto el embalse se encontraba al 25% de su capacidad. Se aprecia claramente como la superficie de la lámina de agua queda lejos de las orillas del embalse, en las partes accesibles.
Haciendo un zoom en la zona de Sacedón:
Se puede observar como la lámina de agua se encuentra a 1 km del «paseo marítimo» de Sacedón. A su vez, las embarcaciones se encuentran apelotonadas. También es de remarcar que en este punto sale el túnel que conecta el embalse de Entrepeñas con el de Buendía, con una red formada de caminos y una vegetación arbustiva y arbórea en el vaso del embalse, signo de que hace décadas que por ahí no ha llegado el agua.
En la siguiente imagen se muestra la parte del embalse junto a la urbanización «Las Brisas». Se observa como el antiguo embarcadero se encuentra a 500 metros del agua:
Pudiera entenderse esta situación si fuera algo excepcional, que se produce tras un periodo de sequía real y duradero. Pero el problema es que se trata de una situación recurrente, fruto de la mala gestión. No es que de vez en cuando se baje del 40% en Entrepeñas y Buendía, sino que lo raro es que se supere (véase la entrada «Raya del 40%»)
La atención de los usos recreativos asociados a estos embalses no se ha contemplado nunca como criterio para la gestión. Es un uso de la cuenca del Tajo, que ha de ser atendido antes de considerar las posibilidades del trasvase, si se cumple el principio de prioridad de la cuenca cedente. Como se muestra en estas imágenes, el atractivo para realizar deportes náuticos está mermado, con serios problemas de atraque de las embarcaciones, reducción del espacio de navegación, además de la aberración visual. Con esta situación, el turismo náutico busca otras alternativas.
Se ha de incidir en que el uso recreativo no es consuntivo. Pero requiere una superficie de agua. Para que los usos recreativos se puedan desarrollar adecuadamente hay un margen amplio, que permite compatibilizarlos con la gestión de los otros usos, como de hecho se realiza en otros embalses. Por ejemplo, en el mismo rango de distancia respecto a Madrid ─potencial objetivo de la oferta turística─, se encuentra el embalse de San Juan, en el río Alberche, que a pesar de tener menor superficie que Entrepeñas, alberga un complejo uso turístico. Pero los intereses trasvasistas han presionado para sacar todo el agua que se pueda de la cabecera del Tajo, ignorando los intereses de los municipios ribereños, en lo que es una muestra clara de insolidaridad.