«Si la lógica que algunos pretenden aplicar al tema del agua, la aplicáramos por ejemplo al mundo de la energía, Madrid estaría a oscuras porque es deficitaria en generación de energía eléctrica. Si aplicáramos esta lógica, cortoplacista y miope que algunos pretenden aplicar, los ciudadanos de Cartagena o Puertollano pagarían menos por la gasolina por tener refinerías en sus territorios».
Un precio único del agua (para riego) en España, al igual que ocurre con la electricidad o los hidrocarburos. Es una petición recurrente realizada desde posiciones trasvasistas, que se presentan como agraviados. ¿Qué tiene de verdadera o falaz esta argumentación?
Lo primero que se ha de advertir es la diferencia de conceptos. El agua es un bien demanial, que no tiene coste de adquisición; la tarifa del trasvase Tajo-Segura se corresponde casi íntegramente al coste del transporte ─se supone, en la opacidad del cálculo de la tarifa, que una pequeña parte es el canon de regulación─. Los regantes del trasvase no pagan por el agua, sino por transportarla. Sin embargo, tanto en los hidrocarburos como en algunas fuentes de generación de electricidad hay un coste de adquisición de materias primas y, en todos los casos, un coste de transformación o generación. Así, mientras que la tarifa que pagan los regantes del trasvase Tajo-Segura es para llevar el agua desde Bolarque a los canales del post-Trasvase, el transporte supone sólo una pequeña parte de los costes de los hidrocarburos y la electricidad.
También hay que llamar la atención sobre la diferencia de la unidad volumétrica de medida entre los derivados del petróleo y del agua. El precio de la gasolina y gasoil se da en euros por litro mientras que las tarifas de agua para riego se dan en euro por metro cúbico. Como comparación, en las gasolineras ─después de impuestos─ un litro de gasolina o gasoil cuesta más de 1 €, mientras que la tarifa para riegos del trasvase Tajo-Segura ─definida en el BOE del 28/11/2014─ es 0,09731 €/m³ ≈ 0,0001 €/l. Es decir, que por menos de lo que cuesta un litro de gasolina en la gasolinera, el regante del trasvase tiene el equivalente a la carga de un camión cisterna de 10 000 litros.
Vista esta situación, la pretensión de tener un precio único del agua como en el caso de los hidrocarburos no deje de ser pueril. Y, además, basada en una falsedad, pues los precios de los hidrocarburos no son constantes en España, como se puede comprobar en el siguiente gráfico, copiado del «Informe mensual de supervisión de la distribución de carburantes en estaciones de servicio – Agosto 2016» de la Comisión Nacional de los Mercados y la Competencia:
El precio medio por provincias antes de impuestos de la gasolina presenta diferencias de varios céntimos de euro por litro. Es decir, el precio de la gasolina en España presenta variaciones provinciales del orden de cientos de veces la tarifa del trasvase Tajo-Segura.
Sobre la energía eléctrica, a diferencia del agua o petróleo, no es un recurso natural, sino que es generada a partir de recursos naturales. La ubicación de las centrales generadoras están ligadas al terreno cuando se aprovechan directamente estos recursos naturales (por ejemplo, la hidroeléctrica, eólica, solar y maremotriz) o bien se ubican estratégicamente en función de diversos condicionantes cuando se emplea como fuente de energía un recurso natural previamente extraído y tratado (casos del carbón, petróleo, gas y uranio). Los puntos de consumo se encuentran, por lo general, alejados de las centrales generadoras, por lo que es necesario un transporte. Pero este coste de transporte es inferior al 10% del coste total y no es directamente proporcional a la distancia entre fuente y consumo, sino que una parte importante se debe a las etapas escalonadas de transformación.
En el caso de la electricidad sólo se transporta energía, sin movimiento de mercancía física. Si fuera posible discriminar el coste de transporte de la electricidad sobre cada usuario, las diferencias no serían muy grandes. Pero además, hay que considerar que se trata de un mercado con numerosas fuentes de generación cuya operatividad varía a lo largo del día, interconectado, en el que es prácticamente imposible determinar en la práctica cual es el origen que está suministrando a cada usuario. Que en la energía eléctrica se repercuta el coste de transporte de una manera unificada responde a consideraciones técnicas de la misma. De hecho, en los casos en los que un usuario requiera un consumo alejado de los nodos de suministro (por ejemplo, para suministrar una estación de bombeo), ha de hacer frente íntegramente al coste de la línea de transporte entre el nodo de la red eléctrica y el punto de suministro.
En resumen, es desacertado defender un precio único del agua trasvasada por la comparación con los hidrocarburos o la electricidad. Pero aún así, se insiste continuadamente desde el lobby de regantes para conseguir rebajas adicionales en su tarifa, que sean pagadas mediante el encarecimiento de las del resto de usuarios, especialmente los abastecimientos. En los últimos años se han lanzado conceptos como «céntimo de la desalación» o «ADIF del agua». Y parece que con el «Pacto Nacional del Agua» se pretende llevarlos a la práctica.
