Nueva política … con viejo discurso sobre el Trasvase

«El secretario político de Podemos, Íñigo Errejón, ha apostado por intentar hacer una política “responsable y razonable del agua” que, en lugar de enfrentar territorios, “se preocupe por hacer un uso más razonable y más eficaz de los recursos que hay en la Región de Murcia, que se preocupe por nuevas tecnologías que permitan avanzar en una gestión más eficiente y que sea capaz de avanzar en la solidaridad interterritorial”.

(…) Al ser preguntado por su postura respecto a los trasvases de agua, el número dos de Podemos ha destacado que “ya hay un trasvase que ya se ha hecho y que creemos que debe de mantenerse”, pero “hay otro que se ha guardado en el cajón durante mucho tiempo y que ha recibido informes, incluso, de la Unión Europea en contra”.

“Lo hemos dicho siempre de manera muy clara: no queremos que se haga populismo ni demagogia con la cuestión del agua” (…)»

(Copiado de la noticia «Errejón (Podemos) apuesta por una política “responsable” del agua y “avanzar en la solidaridad interterritorial”» ─Europa Press, 27/1/2017─).

Posiblemente sea preciso contextualizar estas declaraciones dentro del debate interno precongresual de Podemos. Sin embargo, más allá de ese debate interno ─que no pretende ser abordado en estas líneas─, se reflejan unos mantras sobre trasvases y el agua en el Sureste muy extendidos entre todas las formaciones políticas y la opinión pública.

Son declaraciones al gusto del auditorio, para regalar los oídos del respetable. Aborda un problema supuestamente regional ─disponibilidad de agua para los regadíos de la zona que es inferior a su apetencia─, pero involucrando a otras regiones que son mantenidas al margen y sólo se espera de ellas aquiescencia y sumisión. Igual que en los años 50 del siglo XX, tanto en lo referente a la situación de mayor apetencia de agua por parte de los terratenientes como al deseo de la apropiación de recursos hídricos de otras regiones sin su concurso ni conocimiento (véase la trilogía «1953. Regadíos del Segura y trasvase», «1959. El regadío murciano, problema nacional» y «1963. La suerte del Tajo está echada»). El trasvase Tajo-Segura no nace de la «solidaridad interterritorial», sino que tiene su origen en la pretensión de aumento de ganancias de los terratenientes murcianos que, con la mediación del Sindicato Vertical franquista, consiguieron adherir a su causa a un grupo de tecnócratas en el poder para imponer el Trasvase a espaldas de Castilla.

Es erróneo plantear el concepto de «solidaridad interterritorial» para referirse al trasvase Tajo-Segura, toda vez que el mismo no parte de la solidaridad castellana, sino que fue una imposición realizada en el antiguo régimen, mantenida en la democracia por medio de engaños. También es erróneo porque no se realiza para beneficiar a otra región, sino a un lobby de regantes. Por tanto, el término «solidaridad interterritorial» realmente significa «saqueo de Castilla para beneficio de una casta de señores del agua».

Propone una política «responsable y razonable del agua» que pasa por el mantenimiento del trasvase Tajo-Segura que es insostenible. Sin analizar el problema, sin considerar los daños causados por el Trasvase y ante su constatada inviabilidad, la propuesta es mantenerlo como está. Es decir, una propuesta de continuar con la «vieja política» del agua, consistente en seguir manteniendo los privilegios del lobby de regantes; con el estado de excepción en la cabecera del Tajo de manera habitual, adoptándose medidas … para favorecer al lobby de regantes mientras se continua ignorando el estado del Tajo. Mientras se adhiere al discurso de «solidaridad interterritorial» o «guerras entre territorios», con el que se acusa a Castilla del fracaso del Trasvase, cuando no tiene ni voz ni voto, pero lo sufre. El fracaso del Trasvase no se debe a la falta de «solidaridad interterritorial».

El trasvase del Ebro está bien guardado en el cajón, pero el trasvase Tajo-Segura debe mantenerse (asunto abordado en la entrada «Impostura trasvasista: no del Ebro pero sí del Tajo»). Se argumenta con la existencia de informes contrarios al trasvase del Ebro, incluso desde la Unión Europea. Pero, ¿no es acaso el «Proyecto de Informe de Misión y recomendaciones a raíz de la visita de inspección realizada en España, del 8 al 10 de febrero de 2016» una crítica desde la Unión Europea a la gestión del trasvase Tajo-Segura? ¿Más de 35 años de experiencia con el trasvase Tajo-Segura no son suficientes para poder hacer una composición sobre su rentabilidad? Si sólo se analiza el beneficio del lobby de regantes, el trasvase Tajo-Segura, en las condiciones que se opera ─con fuertes subvenciones y afectando negativamente a la cuenca del Tajo─, aporta ganancias al lobby de regantes; con más trasvases en las mismas condiciones, el lobby de regantes tendría mayores beneficios. Se identifica el interés particular de un lobby como interés general. Pero a España, ¿le ha compensado el trasvase Tajo-Segura? Estudios económicos ex post han demostrado que ha proporcionado pérdidas para el conjunto de la sociedad1, si bien no hay interés por incorporarlos al debate.

Sin embargo, el trasvase del Ebro no se echó para atrás por los informes técnicos; ni por iniciativa política. La causa fue la conciencia social en la nueva cuenca cedente, ya avisada de las vejaciones al Tajo y sus gentes por el trasvase Tajo-Segura. Fue esta conciencia social el motor de la retirada del trasvase. La acción de los partidos políticos fue seguir esta activación social para sus intereses; si no tuviera réditos electorales, no habrían movido un dedo.

Por contraste, en Castilla ─de la que Madrid es parte─, apenas hay conciencia social de los daños económicos, sociales y ambientales causados por el trasvase Tajo-Segura, a pesar de su importancia. Es indiferente para la mayor parte de la población, que incluso muestra hastío cuando se habla mucho del Trasvase. Enfrente, el lobby de regantes no tiene reparo en «informar» a los partidos políticos que tengan cuidado, pues el voto de más de 80 000 familias depende de lo que digan sobre el trasvase Tajo-Segura.

En esta situación, ¿qué conseguiría un partido político que cuestionara el trasvase Tajo-Segura? Perder votos. Por tanto, no es de extrañar que al visitar tierras murcianas y alicantinas, da igual cuál sea su partido ─viejos o nuevos─, se esfuercen en defender el trasvase Tajo-Segura, aunque no sepan lo que realmente significa y caigan en todo tipo de contradicciones ideológicas. Resolver el problema no es lo prioritario; ni entenderlo siquiera, pues eso significaría abrir una vulnerabilidad que se traduciría en pérdida de apoyos. Situación que se mantendrá mientras la sociedad castellana no sea consciente de las afecciones negativas que sufre por el trasvase Tajo-Segura, que son evitables y que los beneficios generados por su sufrimiento no son para otra región sino para un lobby.


Nota:

1 Consúltese la tesis del profesor Enrique San Martín González «Un análisis económico de los trasvases de agua intercuencas: el Trasvase Tajo-Segura» ─UNED; 2012─; se puede acceder al video de varias conferencias que ha impartido ─por ejemplo, las pronunciadas en la Real Fundación de Toledo en marzo de 2014 o la en la UNED en abril de 2015─; también se recomienda el artículo «La gestión insostenible del río Tajo» ─junio de 2015, escrito conjuntamente por Enrique San Martín González, Beatriz Larraz Iribas, Nuria Hernández-Mora y María Soledad Gallego Bernad─.