«Los regantes, abocados a la desalación, afrontan un precio cinco veces mayor» (La Verdad, 17/2/2017). El titular de la noticia tiene doble reivindicación: más trasvases y subvención del agua desalada. En el cuerpo de la noticia se indica, sobre el agua desalada, que «la están pagando a 47,5 céntimos el metro cúbico, frente a los 9,7 del Trasvase». Se podría explicar esta diferencia teniendo en consideración que se trata de fuentes diferentes de suministro, con distinta tecnología. Y podría ser cierto si nos atenemos a que es «lo que están pagando» los regantes del trasvase Tajo-Segura, base de la demagogia y lloriqueo del lobby. Pero no se puede extrapolar a términos de costes, ya que el coste del agua trasvasada es muy superior a los 0,097318 €/m³ que figuran en las tarifas aprobadas en el BOE.
Las tarifas del trasvase Tajo-Segura se encuentran muy subvencionadas, como se muestra en la entrada «Las trece subvenciones encubiertas del Trasvase Tajo-Segura y un epílogo imposible». Si se considerara el coste real, la diferencia sería mucho menor, e incluso puede que el coste del agua trasvasada fuera superior, dada la abundancia de conceptos no contemplados en la tarifa que carecen de valoración económica (como las afecciones ambientales y socioeconómicas en la cuenca del Tajo).
Para tener una idea de la diferente vara de medir empleada, tomemos un coste común que tiene el agua trasvasada y la desalada: el suministro de energía eléctrica. A continuación se muestra un gráfico de la evolución del precio del kWh para uso industrial facilitado por el Ministerio de Energía, Turismo y Agenda Digital:
Teniendo en cuenta que entre todos los costes de trasvasar el agua, hay que considerar un consumo energético medio de 1,2 kWh, ¿cómo es posible que el precio total de la tarifa del trasvase Tajo-Segura sea menor que lo que le cuesta a otro usuario 1 kWh? La explicación hay que buscarla en todos los cambalaches que se están haciendo desde la concepción del Trasvase para conseguir una «tarifa asequible» a los regantes. Pero esta reducción de tarifa no significa una reducción del coste, sino que una parte se ignora y otra es asumida directamente por el Estado. Al final, es la Sociedad quien está pagando la diferencia entre el coste real y la tarifa del Trasvase; tanto por medio de los impuestos como sufriendo los daños causados.
En resumen, el ratio entre los precios del agua desalada y la trasvasada es aplicable a lo que pagan los regantes del Trasvase, pero no es extrapolable a los costes. La principal razón de que sea alto es porque la tarifa del Trasvase ─denominador del ratio─ es muy inferior al coste real. Es un ejemplo de las distorsiones creadas por las subvenciones (no recuperación de costes). Pero no es de esperar, menos con la actual Dirección General del Agua, que se replantee una reestructuración de las tarifas del Trasvase para que se aproximen al coste real, sino más bien que se otorguen subvenciones adicionales al agua desalada (si logran el consentimiento del Ministerio de Hacienda y Función Pública). En el trasvase Tajo-Segura se aplica el principio del que contamina no paga.