P.- La Ministra anunció un proceso participativo para plantear un Pacto Nacional del Agua. ¿Cómo se va a estructurar el proceso? ¿Tienen una tentativa de calendario?
R.- La estructura y la marcha de este proceso vienen dados por la necesidad de establecer un diálogo constructivo, que permita lograr acuerdos con Comunidades Autónomas y con usuarios, cumpliendo, al mismo tiempo, con las obligaciones de la Directiva Marco del Agua.
En el marco de la puesta en marcha de los planes de cuenca del segundo ciclo hidrológico, las soluciones que se planteen deben dar cabida a propuestas técnicas para hacer un uso más eficaz, solidario e integrado de los recursos hídricos, para asegurar la atención de las demandas en las cuencas deficitarias, y para garantizar el cumplimiento de nuestros compromisos con la Unión Europea, además de dotar al sistema español del agua de la suficiente estabilidad económico-financiera. Todo ello, en coherencia con la preparación del tercer ciclo de planificación hidrológica y con el debate sobre la futura revisión de la Directiva Marco del Agua.
En definitiva, se trata de lograr consensos y encontrar soluciones que permitan dar respuesta al mayor número posible de necesidades. Y, en ese camino, que supone construir el modelo de gestión del agua que queremos para España, avanzaremos tanto como sea posible.
P.- La inversión pública en materia de saneamiento y depuración ha caído hasta mínimos históricos y España se enfrenta a una multa de 46 millones por no tratar el agua residual en las ciudades. ¿Hay previsión de incrementarla en esta legislatura? ¿Con qué prioridades?
R.- En apoyo a Comunidades Autónomas y Ayuntamientos en el ejercicio de sus competencias en materia de saneamiento y depuración, el Estado puede actuar, como sabe, en aquellas obras declaradas de interés general. Y, en este ámbito, hacemos un enorme esfuerzo desde el Gobierno.
Los planes hidrológicos de cuenca aprobados suponen un impulso decisivo a la mejora de la calidad de las aguas, definiendo la inversión en saneamiento y depuración para los próximos años. Pero, además, hemos puesto en marcha el Plan CRECE, con el que destinamos más de 1.000 millones de euros a actuaciones en materia de depuración. Actuaciones a las que vamos a dar prioridad en esta Legislatura, con el objetivo de garantizar la conservación de un medio ambiente hídrico más sostenible y de cumplir con la normativa europea, además de mejorar el cumplimiento de los objetivos ambientales de la Directiva Marco del Agua y de la Directiva sobre tratamiento de las aguas residuales. (…)
(Texto copiado de «En esta Legislatura, la política del agua vuelve a estar en el centro de nuestra labor», entrevista a la Secretaria de Estado de Medio Ambiente en iAgua del 17/4/2017)
Inquietantes las declaraciones de la Secretaria de Estado de Medio Ambiente (SEMA) que publica iAgua el 17/4/2017. Plagada de eufemismos y lugares comunes, con palabras biensonantes sin decir nada nuevo, aparecen juntos el Pacto Nacional del Agua (PNA) y el Plan CRECE (inversión de 1000 millones de euros en depuración). ¿Estarán relacionados?
El Plan CRECE se está vendiendo por el Gobierno como algo consolidado, pero no se sabe que actuaciones contempla, ni cuáles son los criterios ni en cuanto tiempo. Por otra parte, los planes hidrológicos de cuenca contemplan la necesidad de realizar unas medidas de depuración, con una valoración económica muy superior a los 1000 millones de euros del Plan CRECE, pero que no se sabe cómo se van a hacer ni por quién.
Este oscurantismo sobre el PNA y el Plan CRECE, unido al historial de sectarismo y falta de escrúpulos del MAPAMA para conseguir su fin de contentar al lobby de regantes («asegurar la atención de las demandas en las cuencas deficitarias» en el argot de la SEMA), da que pensar que el Plan CRECE no sea más que una zanahoria puesta delante de las Comunidades Autónomas (especialmente Castilla-La Mancha) para que traguen con el PNA. ¿Estarán condicionados los criterios del Plan CRECE a las posturas de cada Comunidad Autónoma respecto al Pacto Nacional del Agua? Ojalá nuestra desconfianza estuviera infundada.