Más de la ministra y su pacto nacional del agua
El fracaso e inutilidad del MAPAMA con el agua lo está intentando tapar con la sequía y la retórica de su pacto nacional. Se han convertido en sus únicos argumentos. Acaparan las (supuestas) informaciones que da el MAPAMA sobre el agua. Informaciones insustanciales, que no entran en el contenido del mismo o en lo que se está tramando. El último ejemplo, su nota de prensa «García Tejerina aboga por alcanzar un Pacto Nacional por el Agua consensuado y con garantía de continuidad a largo plazo».
El consenso no lo está buscando por medio de la participación pública. Tampoco por el suministro de información. Lo que están llevando a cabo son reuniones bilaterales sin que trascienda el contenido. En estas condiciones el único consenso al que se puede aspirar es al obtenido mediante el chantaje, en el que acuerde con cada actor su apoyo al pacto a cambio de inversiones, protagonismo o lo que se tercie. La continuidad y el largo plazo del pacto que pretende terminarán cuando deje el poder.
Por otra parte, no está buscando un pacto para el agua, sino para mantener y desarrollar los regadíos a costa del agua. Si fuera el agua su preocupación no se hablaría nada del pacto y sí de las medidas de depuración previstas en los planes hidrológicos, que actualmente son en su mayor parte ideas en papel sin visos de llevarse a la práctica. Lo curioso es que habla de ellas en la nota de prensa, pero sólo para presumir de millones. Lo importante es que diga cómo se van a llevar a cabo esas inversiones de manera clara y transparente. Incluye como uno de los objetivos del plan el «conseguir así el buen estado y la adecuada protección de las masas de agua», pero para eso no hace falta ningún pacto. Es cuestión de aplicar los planes aprobados, facilitarles la financiación y comprobar su eficacia con un adecuado seguimiento.
Al condicionar la realización de las medidas de los planes al pacto nacional está retrasando su aplicación y huyendo de sus responsabilidades. Por otra parte, incrementa la sensación de chantaje, si se condiciona la ejecución de estas medidas en cada comunidad autónoma en función de su adhesión al pacto.
Afirma gratuitamente la ministra que «el agua, en cantidad y calidad suficiente para todos los usos, es fuente de crecimiento y desarrollo». ¿Qué entenderá por «todos los usos» cuando niega continua y sistemáticamente el desarrollo de la industria turística en la cabecera del Tajo para no molestar al lobby de regantes? ¿Sigue pensando que la clave del crecimiento en España es la agricultura? ¿Sabrá algo de la importancia del valor ambiental en los países desarrollados?
El antecedente y ejemplo de este pacto es el memorándum del trasvase Tajo-Segura. Fue realizado con los mismos mimbres: opacidad total, sin información ni participación pública, burla a la Directiva Marco del Agua, etc. Basta ver la cabecera del Tajo para constatar el estrepitoso fracaso de este Memorándum. Pero el MAPAMA insiste en aplicar la misma medicina. El resultado esperable es que si llueve en abundancia los regantes no protestarán por la falta de agua (lo harán por otras cosas, como saturación de mercado, precios bajos, coste de energía, etc.). Y si son años normales se volverá a hablar de sequía. Mientras, las actuaciones de depuración estarán pendientes, y se redactarán nuevos planes con retraso de objetivos. Excusas, negación de la realidad y destrozo ambiental, son las auténticas claves del pacto nacional del agua y de la política del MAPAMA.