Con su pompa y circunstancia se está preparando el gran Pacto Nacional del Agua (PNA), glorioso acuerdo entre todos los agentes patrios que resolverá de un plumazo todos nuestros problemas hídricos … para siempre. Pero, ¿por qué limitar este magno evento a nuestras fronteras? ¿Por qué no hacer partícipes de este transcendental tratado a nuestros países vecinos? No podemos rehusar nuestra obligación moral de ayudar a construir la vertebración de Europa con nuestro preciado conocimiento y manejo de la base de la vida, el agua. Propongamos pues, sin ambages, sin caer en la ampulosidad pero tampoco en la falsa modestia, avalados por nuestra maestría en la gestión de la escasez, apoyándonos en una gestión transparente con implicación masiva de toda la sociedad en el marco de una participación pública modélica, un gran Pacto Europeo por el Agua.
Y quien mejor para liderar este proyecto de excelsa estipulación que el eminente Dr. Sazebac, director de la Fundación de Estudios para la Recolección Internacional del Agua (FERIA). Su sabiduría y conocimiento, aplicado ya en el pasado, han ayudado a alcanzar las altas cotas de reconocimiento de las que gozamos. Además, como se ha prodigado en artículos y ponencias, disponemos de un trabajo de base ya realizado.
Así, recuperemos aquí su célebre teoría de la «redistribución de los lápices» para explicar los intríngulis que tendría que tener una eficaz política trasvasista. Su razonamiento consiste en retrotraernos a los tiempos del colegio, cuando comprobábamos con estupor que nos faltaba un lapicero. En ese momento, podríamos hacer dos cosas: afrontar nuestro trágico destino y reconocer abiertamente nuestra situación de falta de elemento de escritura; o, furtiva y rápidamente, alargar la mano y quitar el lápiz al compañero cercano. Esta opción aparece como la más rentable, si bien deja al compañero en la misma tesitura. Pero aplicando la misma lógica lo haría con un tercero, y así sucesivamente hasta que se diera con un compañero (previsor o panoli, según se quiera ver) que tuviera dos o más lápices. Ningún alumno protestaba ni se chivaba; simplemente el que había llevado dos lápices, ya se preocupaba de llevar más lápices al día siguiente, por si acaso. Obsérvese que, en contra de lo que una mentalidad apocada pudiera plantear, no se trata de un vil robo en cadena de lápices, sino de un reparto solidario y equitativo de una herramienta básica para el conocimiento.
Con los trasvases tendría que haber pasado algo parecido, pero fallaron estos mecanismos de solidaridad. Cuando desde el Segura se tomó el agua del Tajo, si los del Tajo fueran realmente espabilados y solidarios, en vez de lloriquear y poner pegas, tendrían que haber buscado cómo traer agua desde otras cuencas, como del Duero o del Ebro. Cierto es que estas obras hubieran costado dinero, pero en estos casos, si se sabe manejar al Gobierno de turno, se consigue que el agua llegue gratis. Y una vez pasado el problema al Duero y al Ebro, se podría continuar con el proceso de re-equilibrio hidrológico nacional.
Ya se planteó una ayuda extra con en el Plan Borrell de 1993, que no se supo valorar convenientemente: para redotar la cabecera del Tajo, que andaba ya melancólica por aquellos entonces, se llegó a proponer un trasvase desde el embalse de Ricobayo, en la parte final del caudaloso río Esla, no lejos de la frontera portuguesa. Se trataba de construir un acueducto que desde su toma en el Esla comenzaba atravesando el Duero para situarse en su margen izquierda y discurría paralelo a este río pero hacia aguas arriba durante 500 km, hasta un punto a la altura de Burgo de Osma en el que con otro bombeo se superarse el Sistema Central para rendir sus aguas a Entrepeñas y, desde allí, continuar el viaje hasta el Segura. Por si faltaba agua también se contemplaba un trasvase complementario desde el embalse de Belesar, en la cuenca del Miño, contando así con las aguas de la húmeda Galicia. Este gran trasvase seguiría la diagonal suroeste-sudeste de nuestra piel de toro. Para completar el mapa hidráulico nacional, envidia segura del resto de los países de la Unión Europea ante la gran visión española, se contaba con el trasvase desde el Ebro reforzado con otro trasvase más desde el Ródano, que alimentaría con sus aguas los països catalans, el reino castellano de Murcia y el califal de Almería. Por si no había bastante con estos movimientos del agua, se tenía en reserva captar los ríos de la vertiente cantábrica a la cota 400 y bombear el agua hasta los embalses reguladores de los ríos de la margen derecha del Duero. Todas estas propuestas no son meras fantasías; se encuentran en la documentación preparatoria del Plan Borrell de 1993. La admiración de los europeos si este magnificiente plan hubiere salido adelante hubiese sido inenarrable, ya que se conseguiría extender la vertebración de territorio hispano a toda la Unión europea, con beneficios incontables.
Pero el comportamiento insolidario y negligente, en especial del Tajo, está poniendo en peligro el suministro de agua de riego al Levante, y por consiguiente el motor de la economía española. Porque más allá de los números macroeconómicos, PIB y otros indicadores que son siempre cuestionables y poco comprendidos por el ciudadano de a pie, lo cierto es que la base de toda la economía está en la alimentación. Necesaria, pero que si se hace insípida a base de tomates de plástico se evita que el trabajador se distraiga en los placeres de la buena mesa y vuelva pronto a su quehacer. En esta situación, no queda más remedio que intervenir, y ayudar al alelado Tajo planteando una redotación de su cabecera desde otras cuencas, que tendría que haber realizado por cuenta propia en décadas pasadas en lugar de tantas protestitas.
Y aquí es donde habría que ir planteando con urgencia el Pacto Europeo por el Agua, porque basado en la experiencia anterior, habría que mover ya la redotación del Duero y del Ebro, para lo que será preciso ir a buscar el agua más al norte, cruzando mares y montañas: Garona, Loira, Ródano, Sena, Po, Rinh, Danubio, … Como expresó Alfonso Guerra, a la sazón vicepresidente del gobierno, en una sesión abierta celebrada en el Congreso de los diputados en 1992, si era necesario “habría que traer el agua de Siberia”,como si de gas natural se tratase. ¡Qué gran potencial ofrecen los ríos europeos (y asiáticos) para plantear grandes cadenas de trasvases! ¡Qué gran oportunidad para establecer una nueva escala a nivel europeo de la solidaridad hídrica!
Pero ya que para dar empaque al PNA, nuestra Administración está involucrando a todos los agentes, con ganancias a la vista para todo el mundo, previsiblemente financiadas a través de innovadoras fórmulas tarifarias para los usuarios urbanos, ¿por qué no llevarlo también a Europa? Sería un subidón de solidaridad para los ciudadanos alemanes, daneses, finlandeses, etc. el poder comprobar en cada factura del agua como ayudan a incrementar las ganancias de nuestros regantes, empresas de abastecimiento y organizaciones sumisas.
En definitiva, una oportunidad única, por lo que se hace una llamada masiva a la firma de este manifiesto por el Pacto Europeo por el Agua, donde se explica con detalle la propuesta.
No es un consuelo pero la ausencia del Agua en la Agenda política es un tema común desde EEUU hasta la India pasando por Somalia o Vietnam.Sin duda se habla y debate mucho sobre el agua en todas sus vertientes abastecimiento , inundaciones , contaminación , estructuración de tarifas “soportables”, subvenciones , inundaciones catastróficas….pero no se discute si en paralelo con medidas correctoras y de planificación no deberíamos pensar en gestionar desde un nuevo formato institucional más acorde al siglo XXI y no al diseñado con toda su lógica hace decenas de años.Un problema global no sólo español. Interesante sobre esta disyuntiva este link http://www.circleofblue.org/2017/world/year-water-2017/. En EEUU debaten esta idea
Philadelphia became the first city to offer a water rate based on household income, while California regulators developed plans for the first state-run water bill subsidies to low-income residents.
El tema del Trasvase es llamativo, complejo ,con componentes históricas que la propia historia nos lleva a olvidar…pero su solución y la solución a otros problemas actuales y futuros ,algunos que desconocemos , vendrá escalando las propias cuencas del Tajo y del Segura. Se debe mirar desde más arriba y desde más allá. POLITICA con mayúsculas y como tal compleja y dura para enfrentarse a ella con visión no electoral y por supuesto por todos los partidos sin exclusión.