La noticia «La falta de caudal de riego obliga a exportar un 30% de hortalizas de otras provincias» (La Verdad, 22/12/2017), redactada para manifestar los efectos de la falta de agua para riego en Murcia, se puede interpretar también como una oportunidad excepcional a la salida de la producción de otras provincias que no pueden hacerlo en los años en los que el trasvase Tajo-Segura lleva agua a los regadíos del Sureste. Lo que pretende ser una queja por la falta de agua en un momento puntual, realmente refleja la deslealtad competitiva del modelo productivo que requiere del aporte subvencionado de un medio de producción (el agua), ya sea por el trasvase Tajo-Segura o por una desalación pagada entre todos.
Como se ha comentado en anteriores entradas, la situación actual en Europa es de exceso de producción agrícola, con aplicación de medidas para controlarlo. Hay múltiples centros de producción, con distintas características naturales y socioeconómicas, que han de vender en el mismo mercado. En este escenario, el mero hecho de llevar agua desde el Tajo al Segura es ya una intromisión del Estado para favorecer a unos determinados productores, perjudicando indirectamente a otras regiones. Además, esta acción supone unos altos costes económicos a la sociedad (por ejemplo, véase «Las trece subvenciones encubiertas del Trasvase Tajo-Segura y un epílogo imposible») y asumir una serie de graves impactos negativos.
Con el trasvase Tajo-Segura gastamos dinero, deterioramos el entorno, negamos posibilidades de desarrollo a los municipios ribereños de Entrepeñas y Buendía, condicionamos la planificación hidrológica del Tajo (y, en general, de España), sobreexplotamos más los recursos del Segura, etc. Todo para dar ventaja a unos determinados productores, que pueden colocar su producción a un precio más bajo, sacando del mercado a otras regiones.
¿Cuál es la línea de acción política? Negar la realidad y continuar adoptando medidas para favorecer al lobby. No se adoptan medidas para corregir esta mala situación, sino que se pretende agravar y perpetuar con un Pacto Nacional del Agua concebido para hacer más trasvases y dar más subvenciones.
