Para el próximo miércoles 7 de marzo está prevista una movilización en Madrid del «Círculo por el Agua» (léase SCRATS y asociados) con el fin de dar otra vuelta de tuerca en su acción de lobby y poder sacar mayor tajada en un escenario con la cabecera del Tajo esquilmada, el Mar Menor putrefacto y en la sala de máquinas del MAPAMA estrujándose los sesos para ver cómo pueden otorgar más ayudas y subvenciones sin molestar en demasía a Hacienda y a Europa. Como se indica en la noticia «Los regantes convocarán un paro en el campo para reforzar la protesta de Madrid» (La Verdad, 27/2/2018), pararán la actividad en el campo, repartirán gratuitamente toneladas de fruta en la plaza de Callao y fletarán autobuses.
«Día libres de trabajo» extra, con autobuses gratuitos en la puerta para ir a Madrid con «gastos pagados», puestos de trabajo en precario cuya continuidad depende de los empresarios que convocan la manifestación, procesión de coches oficiales desde la Región de Murcia para «apoyar a los regantes», …. Remembranzas aparte de la Plaza de Oriente, autobuses y bocadillos, ¿quién paga los costes? La noticia menciona que la fruta es suministrada por productores y exportadores y los autobuses son pagados a escote entre las comunidades de regantes. Entendemos que, efectivamente, abonarán las facturas de éstos y otros gastos de logística. Pero se ha de advertir que esta generosidad para facilitar el éxito de la protesta contrasta con las subvenciones que reciben «para poder subsistir».
Recuerda al que pide dinero para comer pero se lo gasta en vicios. La realidad es que los mismos que van a sufragar los gastos de la movilización reciben del Estado cuantiosas ayudas y subvenciones, encubiertas y reconocidas. Una protesta encaminada a incrementar la presión sobre una Administración que les ha dado todo lo que ha podido, llegando al extremo del Memorándum, proceso tenebroso en el que se cambió la Ley para beneficiar y dar lo que pedía a un lobby e impedir adaptar adecuadamente la gestión de la cuenca del Tajo a la Directiva Marco del Agua. Lejos de arrepentirse de semejante felonía, la ministra del MAPAMA lo pone como ejemplo para el pacto nacional del agua que está cocinando. Más bajo no se puede caer, pero al Círculo del Agua le parece poco.
El Memorándum se vendió como la solución definitiva, el fin de la guerra del agua, «la paz del Tajo», etc. Pero lejos de ser una balsa de aceite, se ha comprobado que vamos de mal en peor. El problema de fondo es que el modelo es insostenible y nada rentable a nivel nacional, aunque haya un grupo privilegiado que saque ganancia. Lo de la «Huerta de Europa» es un eslogan publicitario, no una realidad, como se aborda en la entrada «El sueño de la huerta de Europa, ¿justifica que siga siendo el leitmotiv de la política del agua en España?». Para poder mantenerla estamos destrozando el medioambiente aquí y allá, impidiendo el desarrollo económico de comarcas (caso de los municipios ribereños de Entrepeñas y Buendía) y alterando las condiciones del mercado con claro perjuicio a otras zonas productoras. Ojalá esta protesta abriera los ojos a la ciudadanía de Madrid, entendiera cual es la situación y afecciones reales, y exigiera a la Administración que aplicara una política de desarrollo sostenible al servicio de la sociedad y no de un lobby; pero esto nos parece una quimera, una utopía. Nos tememos que esta protesta sea esgrimida por el MAPAMA como un argumento más para ceder al chantaje y poder otorgar más prebendas. Así, es de esperar que, además de correr indirectamente con los costes de la manifestación, tengamos que asumir las consecuencias de dádivas adicionales.