En 2017, «en una de las peores sequías», se incrementó la superficie de regadío
Combatir al fuego con el fuego. A la sequía con más regadío. El orgullo de la ministra del MAPAMA, el regadío, está en aumento, a pesar de que nos encontramos en «una de las peores sequías» según sus palabras. Así se indica en la noticia «La superficie de cultivos de regadío en España crece y se moderniza» (El País, 11/3/2018). Yendo a la fuente que cita, el «Análisis de los Regadíos Españoles Año 2017. Fuente: Encuesta sobre Superficies y Rendimientos de Cultivos (ESYRCE)», se puede dibujar el siguiente gráfico (a partir de los datos de su tabla 5):
El crecimiento no es algo anecdótico de 2017, sino que es la tendencia, al menos desde 2012, tiempo en el que la superficie de regadío ha crecido un 6% en cinco años, según los datos de la encuentra ESYRCE. La adaptación a la Directiva Marco del Agua la estamos haciendo aumentando la superficie de regadío. Es decir, incrementando la presión sobre el recurso. Independientemente de que haya sequía. A su vez, las explotaciones se modernizan y tecnifican, por lo que por hectárea se pueden obtener mayor número de cosechas al año y se pueden intensificar los cultivos, con mayor aprovechamiento de cada hectárea. Con mayor consumo de agua.
Es una espiral de insostenibilidad. En lugar de mejorar la protección del recurso, está aumentando la presión extractiva más alta (el regadío es el 70-80% del uso consuntivo del agua). La sobreexplotación no se reduce, sino que aumenta. Así, en los años en los que las aportaciones escaseen algo, estaremos ante una de las «cada vez más recurrentes sequías» que aduce la ministra.
Urge un cambio de modelo, pero no hay intención política.