«A los nuestros, con razón o sin ella», dice un viejo aforismo castellano. Pero, ¿hasta dónde podemos llegar? ¿Se pueden poner los intereses, la profesionalidad, la reputación, la ideología o las creencias por encima de lo que es verdadero y justo?
Pero, ¿qué es lo verdadero y justo? El cínico diría: «Depende de quien ostente el poder: espiritual antes, material ahora».
¿Llevará razón el Papa Ratzinger cuando nos habla de la dictadura del relativismo moral?
A la dictadura del relativismo, ¿cabe oponer la democracia del absolutismo/totalitarismo?
Ante el espectáculo deplorable ofrecido recientemente por una presidenta y una universidad pública (¿de partido político?), la DIGNIDAD, vestida de harapos, daba gritos por las calles. Nadie le hizo caso.