Hoy un gobierno o cámara representativa puede hacer de todo so pretexto de que tiene algún tipo de mayoría: de votos o de representantes en alguna cámara legislativa nacional, en un parlamento regional o en cualquiera otra institución, sea elegida o designada.
Se cambian y modifican las leyes al gusto de quien ostente alguna mayoría. Ha sido un gran hallazgo las leyes de «acompañamiento» de los presupuestos generales del Estado o de cualquier región, que permiten cambiar rápidamente incluso el sexo de los ángeles.
La Leyes en las que se fundamenta la democracia misma han perdido su sentido. Si la Ley fue un principio universal al comienzo de las democracias, hoy no es más que una regla cambiante destinada a servir a intereses particulares.
Los gobiernos se han convertido en instituciones de beneficencia expuestas al chantaje de intereses organizados, grupos de presión o lobbies.
Los políticos ceden porque la distribución de beneficios les permite «comprar» partidarios. La distribución beneficia a grupos aislados, mientras que sus costes son repartidos entre el conjunto de los contribuyentes.
La asimetría entre beneficios visibles y costes invisibles lanza a los gobiernos a gastar cada vez más para conservar la mayoría de votos.
La opinión pública es un mercado en el cual los partidos buscan «maximizar» sus intereses mediante la distribución de favores.
Los partidos modernos se definen hoy por las ventajas particulares que prometen y no por los principios que defienden.
Las democracias se han pervertido. Se ha confundido ─como temía Tocqueville─ ideal democrático con tiranía del partido que ostente cualquier tipo de mayoría, mixtificando la supremacía del derecho.
Regla de oro: el que tiene el oro hace las reglas.
En las democracias, la libre empresa, ¿no será la justificación de algunos monopolios poderosos vinculados a políticos corrompidos?
El papel de los gobiernos democráticos debería ser luchar contra la corrupción, contra los monopolios y favorecer la utopía de instituciones y ciudadanos independientes del poder político.