¿Se está preparando otra atrocidad contra la cabecera del Tajo para beneficiar al lobby del Trasvase?
Escondido en la Memoria de la Confederación Hidrográfica del Tajo de 2017, a caballo entre sus páginas 37 y 38, está el siguiente texto, una nueva amenaza a la cabecera del Tajo:
En la cuenca del Tajo, es fundamental el control de las aguas subterráneas, para poder evaluar su estado cuantitativo, sobre todo en el Acuífero detrítico de Madrid, declarado reserva estratégica para abastecimiento de la Comunidad de Madrid en períodos de sequía, y en los acuíferos carbonatados del Alto Tajo, como posible reserva estratégica de apoyo a los caudales a trasvasar al ATS en períodos de sequía. También es fundamental el control de los niveles de aguas subterráneas para detectar sobreexplotación de acuíferos y localizar aprovechamientos clandestinos.
¿Qué hay detrás de «los acuíferos carbonatados del Alto Tajo, como posible reserva estratégica de apoyo a los caudales a trasvasar al ATS en períodos de sequía»?
Nos tememos que esta frase refleja tejemanejes que se traen en las cocinas de la Confederación Hidrográfica del Tajo y la Dirección General del Agua, para buscar aumentar los volúmenes a trasvasar y compensar a los regantes del Trasvase Tajo-Segura (ATS) en las habituales sequías ocasionadas por la gestión del Trasvase Tajo-Segura. Hasta ahora, esta ocurrencia no había salido a la luz, ni se contempla en ningún documento de planificación que se haya divulgado. Parece que planteen hacer con la cabecera del Tajo las mismas salvajadas que con la cabecera del Segura: extraer a la desesperada agua de sus acuíferos en buen estado para que el lobby del Trasvase pueda seguir teniendo agua barata y sacar ganancia. Todo esto a escondidas, sin dar información, como es marca de la casa.
Quizás la escisión de la cabecera del Tajo de la cuenca del Tajo que se plantea en el PES tenga más trasfondo que el reconocimiento de que la unidad e integridad de la cuenca del Tajo se la trae al pairo al presidente de su confederación hidrográfica. Si ya no pertenece a la cuenca del Tajo, sino al limbo del «Trasvase», pues a aumentar las tropelías y salvajadas ambientales. Es significativo y patológico el interés de la Confederación Hidrográfica del Tajo por deteriorar aun más su cuenca para conseguir recursos adicionales para trasvasar e intentar maquillar el fiasco del Trasvase Tajo-Segura.
Por otra parte, ¿qué conseguirían? Los acuíferos carbonatados de la cabecera del Tajo tienen actualmente pocas extracciones, estando en muy buen estado. Esto hace que la relación río acuífero funcione adecuadamente, de manera que principalmente el río Tajo, y en menor medida el Guadiela, se benefician de un caudal de base regulado en estos acuíferos. Lógicamente, si se realizan fuertes extracciones en los periodos de sequía, esta relación río-acuífero se verá alterada, con afección a los caudales en los ríos Tajo y Guadiela. A este respecto nos podemos fijar en lo ocurrido en el año 2017 en el que apenas llovió y nevó, pero los ríos Tajo y Guadiela siguieron llevando agua a Entrepeñas y Buendía. ¿Cuáles serían los caudales de estos ríos si se hubieran sacado por bombeo las aguas del acuífero que drena naturalmente en el río? Sería un incremento artificial de las aguas a trasvasar, otra trampa más.
En resumen, una frase enigmática escondida en una memoria anual de la Confederación Hidrográfica del Tajo, que provoca alarma tanto por lo que dice como por los antecedentes. Una solución que no daría más agua, pues la que se extraería de los pozos llegaría antes o después a los ríos Tajo y Guadiela (y a los embalses de Entrepeñas y Buendía), sino que incrementaría la sobreexplotación de la cuenca del Tajo, la degradaría ambientalmente y aumentaría los periodos de estrés hídrico.