Los partidos políticos ante la agricultura (y II): ¿Se puede hacer algo con el «agujero negro» de los riegos del Sureste?
Primera parte | Segunda parte
Continúo la conversación con Gregorio Villegas donde la habíamos dejado anteriormente («Los partidos políticos ante la agricultura (I): ¿Burbuja explosiva del regadío u orientación hacia la calidad?»). Sin más rodeos, entro directamente en materia:
─ Oyendo las declaraciones/exabruptos de las fuerzas vivas del Levante murciano-alicantino y viendo las manifestaciones que ha hecho a la prensa la nueva ministra de Transición Ecológica, tengo la impresión de que uno de los principales problemas del agua en nuestro país (por no decir el mayor) gira alrededor del malhadado trasvase Tajo-Segura. ¿Qué piensas sobre la cuestión?
─ Pues que no estoy de acuerdo con tu planteamiento. En Murcia y Alicante, el principal problema no es la falta de agua; eso ha pasado siempre; es una característica del buen clima que disfrutan. El principal problema es la agricultura: ¡he ahí la cuestión!, que diría Hamlet.
─ Bueno, vale. Quería decir que el principal problema es la agricultura de regadío que se ha desarrollado en la región en busca desesperada de agua, ¿no? ─le repliqué con ánimo de controversia─.
─ Como quieras verlo ─me contestó con desgana, pues se veía que deseaba seguir sin apartarse de su línea─. Sea como fuere, se ha creado una gran burbuja hidro-económica, y todo se reduce a la búsqueda de agua para seguir inflando el globo, saqueando otras cuencas por derecho de conquista. Pero, además, para seguir mandando en la política regional, convirtiendo el agua y el trasvase en el signo de la identidad regional. Para poner en claro las ideas, pienso que no estará de más que recordemos algunos hitos de cómo se ha llegado a la situación actual. ¿Te parece?
─ ¿Te refieres al célebre Plan Nacional de Obras Hidráulicas de 1933, en el que por primera vez se plantea el trasvase Tajo-Segura? ─me adelanté a soltar la lección que tenía bien aprendida─. He tenido oportunidad de leerme ese Plan. Me ha parecido que los elogios que se le hacen son excesivos. Responde a concepciones de su tiempo y a cierto sectarismo atacando el Plan Gasset de 1902. Todo se reduce a condenar los riegos propuestos en el Plan Gasset para las cuencas atlánticas y a derivar las actuaciones a las cuencas mediterráneas. Se trataba sobre todo de producir para la exportación, con criterios algo fantasiosos para la época. Sorprendentemente, fue Peña Boeuf, catedrático de la Escuela de Caminos, quien en 1940 dejó a un lado las megalomanías de Prieto y Lorenzo Pardo, incluidos los trasvases, y se centró en lo que cabía hacer: terminar las actuaciones que permitieron poner en riego áreas concretas. Claro que nadie se atreve a decir estas cosas ahora. Además, lo que se quería hacer en el Plan de 1933 era llevar el agua a la provincia de Alicante, ciudad en cuyo Cine Monumental se anunció el plan con un discurso de Indalecio Prieto, aunque después hayan sido los de Murcia los que se hayan apoderado del invento. Entonces Alicante era la provincia más pobre de España solo superada por la de Almería. Hoy es una de las más ricas y no precisamente por el Trasvase ni la agricultura. La aportación de Benidorm al PIB de la Comunidad Valenciana es mayor que el de toda la agricultura (secano y regadío) del conjunto de las provincias de Castellón, Valencia y Alicante.
─ Te veo muy puesta en la historia de las obras hidráulicas ─me contestó Gregorio con algo de condescendencia─ . Sabrás entonces, que después de la guerra civil se olvidó el Trasvase. Lo que primaba era, además de la producción de alimentos por medio del riego, la generación de energía eléctrica con la que poner en marcha la industrialización del país. Los embalses de Entrepeñas y Buendía fueron construidos con la finalidad exclusiva de producir energía eléctrica haciendo frente a las restricciones de los años 40 y 50. Solo hace falta ver los Nodos de la inauguración de dichos pantanos.
─ Entonces, ¿por qué crees que se volvió a resucitar el trasvase Tajo-Segura en la década de los 60? ─le hice la pregunta dándole hilo.
─ Por un conjunto de circunstancias. La primera por la presión de las «fuerzas vivas murcianas». Fue una ocurrencia de la delegación de FET y de las JONS de 1953 para solucionar enfrentamientos y disputas entre los distintos grupos de regantes: los tradicionales que venían de los tiempos del cardenal Belluga, los de la Ley de 1953, los de las concesiones de nuevos embalses, como el de Cenajo, los que tenían derecho a las aguas sobrantes, etc. Se trataba de superar las disputas por el agua de todas las partes agrandando la tarta; quiero decir, trayendo un maná de agua trasvasada para todos, con beneficios para todos. Dichas peticiones están firmadas por apellidos murcianos que se repiten en sucesivas generaciones. Después han seguido manteniendo este clima de reclamaciones de agua urbi et orbi hasta derivar en el poderoso lobby trasvasista de nuestro tiempo.
─ O sea, que en tiempos de dictadura y en tiempos de democracia los que mandan son siempre los mismos.
─ Déjate de demagogia, aunque sea tan certera como ésa, y vamos al tema. Otro factor que ayudó a la exhumación del Trasvase fue la visión de unos ingenieros «iluminados». Lorenzo Pardo, director de la Confederación del Ebro durante la dictadura de Primo de Rivera, tuvo problemas al llegar la República por la emisión de empréstitos de la Confederación con unas ideas megalómanas. Después, se congració con la República, y creó el Centro de Estudios Hidrográficos para la realización del Plan Nacional de Obras Hidráulicas y el trasvase Tajo-Segura. Era miembro y diputado del partido Radical republicano de Lerroux (centro-derecha), enfrentado con los socialistas de Prieto. Pues bien, décadas después, en 1960, se volvió a recrear el Centro de Estudios Hidrográficos recuperando la idea de realizar un plan hidrológico nacional y el trasvase Tajo-Segura. Los ingenieros que lo impulsaron tenían una cierta idea mesiánica de la salvación de la patria por el agua, bueno por las obras hidráulicas. Los políticos dirigentes (tecnócratas) apoyaron la idea de la exportación de productos agrícolas como fuente de obtención de divisas necesarias para la industrialización del país, que entonces se encontraba aislado internacionalmente.
─ Pero, a la llegada de la democracia, ¿no se pudo parar el Trasvase, considerado como una obra faraónica, propia de la dictadura, con un simulacro de consulta pública en unos tiempos de ordeno y mando?
─ Era ya tarde. Las obras estaban muy avanzadas, las expectativas en Levante eran muy grandes; se había desatado una fiebre del agua en la región, produciendo un mercado negro (alporchones) y una grave sobreexplotación de acuíferos; se había inoculado en las gentes la idea que el Trasvase era como la fiebre del oro de California; se comenzaba a crear una potente industria agroalimentaria y de exportación, trayendo producciones de las vegas del Guadiana entre otras procedencias; los partidos políticos que apoyaban ciegamente el Trasvase barrían en las elecciones; una serie de personalidades de la técnica, de la economía o del derecho «creían» en que España era «el Bautista» en materia de aguas, que podía dar lecciones al mundo entero (¡la marca España avant la lettre!), sin cuestionarse la rentabilidad económica del mismo; la administración del agua apoyaba, sin fisuras, el Trasvase; se silenció y ninguneó a los oponentes. En fin…¡se sacó de la botella el genio de un lobby trasvasista, en forma de sindicato de regantes, que le marca el paso a todo el mundo: a los regantes propios y ajenos de la cuenca del Segura, aunque no tenga una sola concesión de aguas, siendo tan solo un órgano de representación; a la pobre Confederación del Segura; a la dirección general del agua y al propio ministerio al que le va a dar por «la transición»; a los políticos autonómicos propios o vecinos; a la federación nacional de regantes; a la inocua Universidad de Murcia, institutos y demás estómagos agradecidos; a los votantes, a los que les ha colocado orejeras,…
─ Para, para, que veo que te vas calentando ─le indiqué ante la catarata imparable de oratoria─. O sea, el mal estaba ya hecho. Pero si nos situamos en el presente, pienso que la burbuja hidro…lo que sea, existe y no se puede ignorar. Pienso que se trata ahora de ver cómo se puede parar la explosión de la burbuja. Los graves problemas que han aparecido en el Mar Menor, pienso que constituyen el vierte-aguas de la situación. Hay que buscar una salida a la agricultura de la región.
─ Me parece que ahora estás llegando al centro de la cuestión. Hay que pasar de una agricultura intensiva o forzada a una agricultura de calidad. Y, ¡ojo!; se fuerzan las producciones; se fuerzan los fertilizantes, los aditivos, los tiempos de maduración; se incrementa la sobreexplotación de acuíferos, de suelos, de ríos; se degrada el medio ambiente; todo se sacrifica por los beneficios inmediatos sin reparar en las consecuencias. La clásica situación de pan para hoy sin pensar más allá. No te voy a repetir lo que hablamos el otro día sobre el tema. Me remito a lo que escribiste sobre nuestras anteriores conversaciones que me parece que recoge bien la cuestión.
─ Pero, ¿no tienes algo más que añadir respecto al problema concreto de los riegos del Trasvase? ─le apunté viendo que podía dar por acabado prematuramente el tema─.
─ Pues sí, tengo algo más que añadir. Me refiero a un artículo aparecido en «La Verdad», el pasado 31 de julio, titulado El curioso caso del empleo en el campo murciano, del que es autor José Colino, catedrático de Economía Aplicada de la Universidad de Murcia; artículo que te recomiendo leer. Resumiendo mucho: se da la circunstancia de que el empleo en el campo murciano ha crecido ─y bastante─ en los últimos años, al contrario de lo que está pasando en el resto de España y de los países desarrollados. El profesor Colino, al principio de su trabajo, enfoca este crecimiento como algo positivo. Pero luego comienza a analizar otros datos. Así resulta que la Comunidad de Murcia es la autonomía con mayor porcentaje de empleo agrario, pero con una renta por habitante inferior en un 20% a la media nacional. Sin embargo el valor de la producción ha pasado de unos 2600 M€ en 2007 a 4800M€ en los últimos años. Entre los inconvenientes señala la baja mecanización de las faenas agrícolas y su baja productividad (el VAB por persona y hora trabajada en el campo es la mitad del conjunto de la economía regional). Por otra parte se dice que faltan trabajadores para el campo.
─ O sea que el valor crematístico de la producción aumenta mientras que los salarios en las faenas agrícolas bajan. ¿Es así? ─le pregunté, añadiendo─ y esto, ¿con independencia del agua trasvasada?, pues me ha parecido que cuando baja el volumen trasvasado se desatan los males del infierno.
─ Vamos por partes. Lo que es cierto es que a menor productividad, menor salario. Pero a esto hay que aplicarle la cuarentena. El mismo profesor Colino indica que, al parecer, se da de alta como empleo agrícola empleos de otros sectores por las menores cargas laborales de los empleos agrícolas.
─ Me sorprende esto que me dices. Yo creía que los empresarios agrícolas eran gente seria que no hacían trampas.
─ Y yo también lo creo ─me contesta con total seriedad─. A pesar de que se ha descubierto algún caso de venta de agua fraudulenta entre los beneficiarios de aguas del Trasvase y no haya habido ninguna denuncia por las comunidades de regantes, no obstante, el Sindicato ha condenado de palabra dichas prácticas. Asimismo, la propia Confederación del Segura mantiene una política de transparencia encomiable. Se le ha acusado de que en el caso de la contaminación de los acuíferos del Campo de Cartagena que han puesto en cuarentena el Mar Menor, los datos de las redes de control del acuífero llevan años de retraso. Pero eso será debido probablemente a retrasos meramente burocráticos, sin ningún ánimo de ocultación de datos.
─ Pero no me has contestado a mi pregunta inicial ─me propuse cortarle la salida─. Ante el «agujero negro» que representan los riegos del Sureste, en el sentido que hace desaparecer todos los recursos que se le aporten, tanto de aguas (trasvasadas, de ríos y acuíferos, aguas desaladas y desalobradas, aguas urbanas depuradas), como de dineros (todo tipo de obras on request, ayudas y subvenciones a gogó, construcción millonaria de desaladoras con fondos europeos, que ya veremos quién paga, así como varios etcéteras) la cuestión sigue siendo: ¿qué pueden hacer los partidos políticos frente a este sindiós? ─Tuve la impresión que me iba a contestar con desgana.
─ Te recomiendo que leas una entrada en el blog de la Acuademia que creo se llamaba Trece subvenciones encubiertas del trasvase Tajo-Segura y un epílogo imposible. Sobre todo la «imposible» última parte, a la que habría que añadir la agricultura de calidad de la que ya hemos hablado bastante. Como creo que no valen razones ante plutócratas que se están forrando con esta agricultura descontrolada y, de ninguna manera, van a dar el salto atrás, habrá que dejar que la situación evolucione a su aire, la burbuja estalle y venga en nuestra ayuda el «dios mercado». Entonces, si queda algo del maltrecho medioambiente, de los recursos de agua, de regantes tradicionales en el buen sentido de la palabra, de la reputación de los productos agrícolas de la región y de las empresas exportadoras; si queda algo de la ética política, de personas emprendedoras serias, de élites que miren más allá de sus propias narices, de administradores de la Confederación o del ministerio que no se dejen manipular, del fin de mesías salvadores,; en resumidas cuentas o cuentos: cuando pase el subidón de las ganancias orgiásticas (pueden tardar años todavía), entonces, con más serenidad, se podrá comenzar a poner orden con los restos del naufragio. La cosa lleva el mismo camino que la antigua minería de la región… No tengo ganas de seguir por este camino, estoy algo cansado del tema…
─ Dibujas un panorama muy pesimista. Vienes a decir que es un problema para el que los partidos políticos poco pueden hacer. No tienen más posición que el de la conllevancia, como con Cataluña…
─ Algo parecido. La «casta» murciana ha encontrado en el agua una seña de identidad regional. Si lo quieres en otras palabras: fundamentalismo regional. Si no se somete la Administración a sus exigencias, convocan a la sublevación de los tractores, las lechugas y los gorrinos. Y están extendiendo la sublevación o sedición frente a «Madrid» a otros sectores: enterramiento del AVE, impunidad para la destrucción del medio ambiente (Mar Menor), amnesia frente a la corrupción, …
─ Como veo que llevas prisa y estás recogiendo tus cosas, una última cuestión de orden menor respecto a lo anterior: cómo es que el valor de la producción agrícola es independiente del agua del Trasvase. ¿No te parece raro?
─ Hay más cosas en el cielo y en la tierra, Horacio, de las que han sido soñadas... en tu conocimiento de los agujeros negros del agua del Trasvase ─me contesta Gregorio poniéndose shakesperiano mientras se levanta─. Te dejo trabajo para nuestro próximo encuentro: ¿de dónde se surten de materias primas, por regiones y países, las empresas de exportación murcianas? ¿Cuánto importan las ayudas a la exportación que reciben? ─me lanza mientras sale apresuradamente por la puerta, disculpándose por llevar el tiempo justo de coger el tren para Albacete.