Trasvase Tajo-Segura: se presenta como irrenunciable … cuando es insostenible
Se ha puesto de moda entre el politiqueo murciano-valenciano manifestar públicamente que el trasvase Tajo-Segura es irrenunciable. Generalmente se dice antes de una pose sonriente con el lobby del Trasvase. El último en sumarse ha sido el flamante presidente de la Confederación Hidrográfica del Segura («Urrea dice trasvase Tajo es “irrenunciable” y que desalación es complemento»; ABC, 3/9/2018). Por supuesto, esta grandilocuencia se despliega mirándose al ombligo, pensando únicamente en sus negocios. Sin querer ser conscientes que el problema no es que el trasvase Tajo-Segura sea o no irrenunciable, sino que es insostenible.
Si algo han demostrado las casi cuatro décadas de funcionamiento de la infraestructura es su estrepitoso fracaso. Lejos de solucionar el «desequilibrio hidrológico» lo que ha conseguido es desequilibrarlo todo. Para que el Trasvase malfuncione ha sido preciso realizar todo tipo de perrerías al Tajo, denigrándolo y degradándolo. Con su cabecera escindida del resto de la cuenca. Burlando ─y burlándose de─ la Ley de Aguas y la Directiva Marco del Agua. Cambiando leyes al capricho. Todo para que el desastre siga in crescendo … y el lobby siga sacando tajada.
El destrozo causado por el trasvase Tajo-Segura no se limita a la cuenca del Tajo. También está causando estragos en la cuenca del Segura, con un regadío del Campo de Cartagena ─causa primigenia del Trasvase─ que ha contaminado sus acuíferos y el Mar Menor. Con un saqueo feroz de los mermados recursos de la cuenca, con el abuso de los pozos de sequía. Además está el caos organizativo en la gestión, con un sindicato de regantes que actúa con hilo directo con la Dirección General del Agua e instancias superiores, puenteando cuando les apetece a la Confederación Hidrográfica del Segura. Y lo que es más importante, con el norte completamente perdido.
¿Es a este despropósito a lo que no se puede renunciar? La insistencia en decirlo puede que sea un ejercicio de autoconvencimiento ante la evidencia del fiasco. Esperemos que en algún momento se olviden de renuncias y no renuncias para centrarse en hacer una gestión sostenible al servicio del interés general.