Depuración: desear antes que hacer
Hasta el título es grotesco: Plan DSEAR. La actuación estrella del ministerio para la transición … a no se sabe qué. No es porque no sean interesantes las palabras que se han desparramado en el título: depuración, saneamiento, eficiencia, ahorro y reutilización. Pero son conceptos que ya se encuentran en los planes de cuenca vigentes. Con sus medidas aprobadas. Con su seguimiento. Y con serios problemas para que estas actuaciones se lleven a la práctica. Si se considera que son erróneas, cámbiense los planes, bien según toque por plazos, bien habilitando las medidas extraordinarias contempladas en la Ley de Aguas. Pero no parece que sea eso lo que interesa al ministerio. Su objetivo es figurar, parecer que hace sin hacer; el Plan DSEAR.
Por más vueltas que le damos, y leamos los documentos, no encontramos utilidad alguna al invento. ¿Por qué hay que redefinir actuaciones ya definidas? No lo sabemos. Lo que sí que se está consiguiendo es retrasar la implantación de las medidas, sin aportar nada. No se afrontan los problemas reales que se están teniendo en la ejecución y puesta en funcionamiento de las obras: concienciación de la gravedad de la situación por parte de las administraciones implicadas y de la propia ciudadanía, falta de capacidad financiera, carencias técnicas en municipios medianos y pequeños para definir las actuaciones y explotarlas, costes desproporcionados ─especialmente ne los núcleos menos poblados─, etc. Más o menos, lo que en el Plan DSEAR se llama «objetivos de gobernanza». incluso los «objetivos operativos». Pero ahora es el momento para actuar y, si se quiere, plantear como tienen que ser los escenarios futuros. Pero sin olvidar la actuación en el presente.
Además de absurdo, el Plan DSAR es incongruente en sus tiempos. Pretende que sea integrado en los planes hidrológicos del ciclo 2021-2027, algo imposible con el calendario que propone:
Se plantea integrar el resultado en los planes hidrológicos entre marzo y mayo de 2020, periodo en el que tendrían que estar en consulta pública para que de tiempo a que estén aprobados en plazo (antes de que termine 2020). Para que el Plan DSEAR esté integrado en los planes hidrológicos de 2020, tendría que estar terminado ya, que es cuando se están preparando. Otra cuestión es que se defienda que se trata de actividades sinérgicas, con gran interrelación en el planteamiento de los trabajos, bla, bla, bla. Si fuera sí, significaría que la consulta pública ─cuadrados verdes del calendario a finales de 2019 y principios de 2020─ no valdría para nada; otra vez más, mero paripé. Sería un mero trabajo interno del ministerio, algo entendible, pero con aires de grandeza.
En resumen, las materias a tratar son importantes, trascendentes. Pero como Plan DSEAR carece de sentido y de oportunidad. Se trata de algo realizado a destiempo, con fin meramente propagandístico. Que en sí mismo tiene efectos nocivos, como es introducir una demora adicional de dos años. No está de más pensar en cómo actuar en el futuro, pero no a costa de no hacer nada en el presente. La depuración es un grave problema, desde hace décadas. Se ha avanzado mucho, pero queda bastante por hacer. Planes ha habido y hay; faltan concreciones. Menos desear (DSEAR) y más hacer.