Exigencia del lobby del Trasvase al Gobierno: “agallas” para no hacer caso a informes técnicos

«Los signos que me dan alrededor es que a este Gobierno le van a poner muchos proyectos para cargarse el Tajo-Segura. Una cosa es que este Gobierno tenga agallas, lo aguante, lo supere y solucione el déficit del Tajo segura. ¿Eh? Pero que le van a llegar informes técnicos para cargarse el Tajo-Segura, por supuesto».

(Declaraciones de Ángel Urbina, portavoz de la Comisión Técnica de la Mesa del Agua de la Diputación Provincial de Alicante, el 1/10/2018; OndaCero Murcia)

El trasvase Tajo-Segura está siendo un fracaso. No funciona. Pero lo único de lo que se ha de preocupar el Gobierno es de compensar y contentar a los señoritos del Trasvase. Y sobre todo, no pensar en el problema; simplemente actuar al dictado. No ver ni reconocer el desaguisado. Tirar directamente a la papelera, sin ni siquiera leer, cualquier informe o documento que denuncie o cuestione la situación. Pero bajo ninguna circunstancia ha de pensar. O procurar el interés general, el bien de todos. Nada de eso. El Gobierno ha de «tener agallas» para continuar haciendo una política hídrica al servicio del lobby. Seguir con la sumisión y vasallaje del Estado a unos intereses particulares.



Las declaraciones reproducidas en el encabezado de esta entrada son execrables, lamentables. Un exabrupto realizado desde una Administración Pública (la Diputación de Alicante) que exhorta a aplicar la sinrazón, la negación del conocimiento técnico. Pero lejos de quedarse en una vergonzante anécdota, refleja lo ocurrido con el trasvase Tajo-Segura en los últimos años. Recordemos que en octubre de 2011, siendo ministra Rosa Aguilar, la Dirección General del Agua ordenó retirar fulminantemente el borrador del plan del Tajo que abordaba el cálculo de los excedentes del Tajo con un criterio puramente técnico (véase la noticia de El País del 22/10/2011: «El “inadmisible” trasvase Tajo-Segura»). Como se desprende de las declaraciones realizadas en esa época por la entonces Directora General del Agua, no se tuvieron en cuenta en ningún momento los argumentos técnicos. Seguramente, ni se leyeron el documento. Simplemente, haciendo uso del ordeno y mando, dispuso su retirada porque no quería molestar al SCRATS.

Posteriormente, en 2013, el ministro Arias Cañete, recurriendo a su reconocido talante testicular en temas de trasvases, impuso el célebre Memorándum, un auténtico «paseo militar» del autoritarismo, cinismo y despotismo. Recurrieron a los técnicos de confianza del lobby que propusieron continuar con la gestión realizada hasta entonces ─con malos resultados─ pero de manera más drástica. Basta ver los «éxitos» alcanzados desde su aplicación, en los que la cabecera del Tajo está la mayor parte del tiempo en situación de excepcionalidad hidrológica y el Trasvase ha estado cerrado casi un año, para tomar consciencia del despropósito que es negar las evidencias. Pero lejos de arrepentimiento, parece que hay un incomprensible orgullo.

Hasta ahora, distintos gobiernos de diferente signo político han tenido las «agallas» para no hacer caso a los informes técnicos que no cuenten con el respaldo del lobby del Trasvase. El Gobierno actual, ateniéndonos a los hechos, sigue la linde. E incluso da la impresión de disfrutar revolcándose en el fango del Memorándum, al igual que lo hace un puerco en el lodazal de su pocilga. ¿Habrá cambio? De momento, parece que tiene las «agallas» suficientes exigidas por la Diputación de Alicante para no hacer caso a informes técnicos. Y continúa con una política que niega la realidad ─incrementando la sobreexplotación en el Tajo y el Segura─ para contentar los deseos de un lobby.