Comentarios a dos estudios del profesor Garrote sobre los caudales ecológicos en el tramo central del Tajo

La
prensa de Murcia viene recogiendo noticias de dos estudios del profesor Luis
Garrote de Marcos referidos a los caudales ecológicos en el ríos Tajo. Los
estudios a que nos referimos ─y que pasaremos a comentar a continuación─ son:



  • Estudio de caudales ecológicos mínimos en el río Tajo en el tramo Aranjuez‑Talavera
    de la Reina. Métodos hidrológicos.
  • Estudio de caudales ecológicos mínimos en el río Tajo en el tramo Aranjuez
    Talavera de la Reina. Estudio de cambio climático.

El
primer comentario se refiere a que no se indica quién o qué organismo o entidad
es la contratante de los estudios. ¿El Gobierno murciano? ¿El Sindicato Central
del Acueducto Tajo-Segura? ¿La Confederación Hidrográfica del Segura? Aunque
sería extraño que la Confederación del Segura fuese a realizar un estudio en
cuenca ajena teniendo a su homóloga, la Confederación del Tajo, que le pudiera
proporcionar el estudio que solicitase. Como se manifiesta en la prensa
murciana, los estudios se plantean con finalidad posesiva de los
caudales circulantes por la cabecera del Tajo para su aprovechamiento en la
cuenca del Segura, por lo que no resulta impropio conocer cuál es el
ente patrocinador de los citados estudios. En cualquier caso habría que
dar más crédito y nivel de equidad a los estudios del Plan del Tajo por no
estar sometidos, en principio, a presiones crematísticas o políticas.

Vayamos
al primero de los estudios, referido a los caudales ecológicos en tres puntos
(Aranjuez, Toledo y Talavera de la Reina) del tramo central del rio Tajo.

El
profesor Garrote parte de tres series de datos de caudales circulantes por
dichos puntos: la del modelo Sacramento (con datos hasta 2005), y dos
procedentes del modelo Simpa del Centro de Estudios Hidrográficos, denominadas
Original (cuyos datos finalizan en 2005) y Actualizada (con datos hasta 2015).
Lo primero que cabe preguntarse es que interés tiene utilizar las dos primera series
mencionadas. Por una parte, el modelo Sacramento de la cuenca del Tajo,
realizado por el propio profesor Garrote; se trata de un trabajo obsoleto
desechado en su día por la Oficina de Planificación del Tajo ─al igual que
sucedió en otras cuencas como la del Guadalquivir─ debido a su ajuste
deficiente respecto a los datos reales. Lo mismo puede decirse del modelo Simpa
original que, debido a sus desajustes, fue rehecho y reajustado por el Centro
de Estudios Hidrográficos y sustituido por el Simpa Actualizado.

En
esa tesitura, ¿qué sentido tiene «jugar» con una serie de datos procedentes de
modelos desechados? Porque la cosa no es baladí: el profesor Garrote basa todo
su estudio en el análisis comparativo entre la aplicación de los tres modelos
para determinar los caudales ecológicos y, ¡atención!, confunde las variaciones
que podría presentar la realidad con las variaciones que presentan modelos
elaborados subjetivamente. Pongamos un ejemplo: ¿qué sentido tendría hacer
estadísticas con las quinielas rellenadas durante años por una persona con
los resultados finales que se produjeron en los partidos? Sería hacer
estadísticas con pronósticos del pasado, prescindiendo de los valores reales.
Conclusión: el profesor Garrote se ha distraído y ha confundido datos
procedentes de modelos subjetivos del pasado con los datos reales,
suponiendo, además, que el futuro queda fijado por lo acontecido en el
pasado. Por consiguiente, la mayor parte de su estudio no cubre el
objetivo que se propone. Máxime señalando que no conviene perder de vista que
los modelos en todos los casos se refieren a caudales naturales; es decir,
caudales «reconstituidos» (con una dosis de «invención») a partir de caudales
aforados en los mismos puntos o en otros otros puntos (p.ej. en
Talavera de la Reina no existe estación de aforos).

A
pesar de la nube de datos que presenta, podría esperarse que el estudio
del profesor Garrote proporcionase unos resultados inequívocos de los
caudales ecológicos (al menos los medios anuales) en los tres puntos
referenciados. Nada de eso. Presenta, en cambio, un panaché o macedonia de
datos mareantes entre medias, variabilidades, garantías, etc. Como diría un
castizo “todo entre flojo y fuerte». Además, se ahorra las
explicaciones, como si todos los lectores estuviesen al cabo de la calle
de la hidrología y el significado de los métodos de determinación de los
caudales ecológicos. Por lo menos Francisco Cabezas, barriendo para su casa
y defendiendo los mismos intereses, resultaba más pedagógico; ¿por
qué el cambio ahora de caballo de carreras? 

En
algún punto del estudio se llega a la conclusión de que los caudales
ecológicos que resultan vienen a representar entre el 16 y el 28% de
los caudales medios en régimen natural. Pero no hace ninguna valoración de los
mismos: ¿son altos o bajos y en relación con qué? Pierde la oportunidad el
profesor Garrote de comentar, al menos, la dependencia de dicho porcentaje
del grado de regulación natural de la cuenca por los acuíferos subterráneos;
tampoco se refiere a las recomendaciones de la Agencia de Medio Ambiente
europea, a través del índice WEI+, de que la extracción media en un punto de un
río debería mantener en el río al menos el 40% de la
aportación media a largo plazo para la conservación de los ecosistemas
dependientes del agua..

Pasado
lo anterior, el profesor Garrote llega a comparar sus resultados con los del
Plan Hidrológico del Tajo, sin molestarse en darnos las referencias del
documento a que se refiere, así como exponer cuáles son los
caudales que presenta dicho Plan. A pesar de todo, llega a conclusiones que en
Aranjuez viene a coincidir con los que, al parecer, presenta dicho Plan
del Tajo. En Toledo y Talavera de la Reina los resultados que presentan tanto
el profesor Garrote como el Plan Hidrológico del Tajo exceden lo razonable y
deberían ser revisados, porque posiblemente se trata de un error proveniente de
la Instrucción de Planificación Hidrológica. Conviene prevenir a los redactores
del Plan del Tajo en el supuesto de que los datos que recoge de dicho Plan el
profesor Garrote sean ciertos; de ser así, presentan una notable exageración en
los caudales ecológicos de Toledo y Talavera de la Reina. Recordemos que no
existe peor baldón para una buena causa que una mala defensa; y la peor defensa
de una causa es la exageración.

Conclusiones. Confiesa el profesor Garrote que:

«La dispersión de resultados obtenidos confirma que el abanico de métodos contemplados en la Instrucción de Planificación Hidrológica es muy amplio, y debe ser completado con otro tipo de análisis para fijar los valores de caudal ecológico más apropiado en cada caso».
Author

¿A qué otro tipo de análisis se refiere? ¿A análisis políticos o económicos, por ventura? ¿No será tanto como confesar la impotencia del propio estudios del profesor Garrote para fijar los caudales ecológicos?

Para
terminar recogeremos dos frase perladas de las conclusiones ─que son las que
recogen la prensa murciana─:

«La discrepancia entre los resultados de este estudio y los del Plan Hidrológico del Tajo es debido a la aplicación de los factores de variación, que pueden incrementar los caudales ecológicos en más de un 60%»
Author

¡Ojo!
La prensa interpreta: el plan del Tajo quiere incrementar los caudales
ecológicos en un 60%; ergo los caudales trasvasados se reducirán en un
60%. Es una sucesión de despropósitos. En primer lugar, después de tantas
vueltas y revueltas, resulta que los caudales ecológicos que le salen al
profesor Garrote y los del Plan del Tajo vienen a estar próximos; en
cambio, en Toledo y Talavera de la Reina ambos están disparatados, sin que
nadie aterrice en un mínimo sentido común. Por otra parte, el Plan del
Tajo debería revisar a fondo el tema de los llamados factores de
variación, dedicándoles un poco de reflexión. También habría que dar un
tirón de orejas al profesor Garrote por si esta conclusión contuviera su pizca
de malevolencia, aunque fuese sin intención de “enredar».

Veamos,
por último otra perla cultivada. Termina el profesor Garrote sus conclusiones
con la siguiente:

«La probabilidad de cumplimiento de los caudales ecológicos del Plan Hidrológico del Tajo oscila entre el 83,1% del método de percentil 5% en Talavera 41,5% del método de la media móvil de 21 días con el factor de variación 3 en Aranjuez»
Author

¿Qué
espera el profesor Garrote que los del SCRATS, que ni son ni tienen que ser
especialistas en hidrología, saquen en claro de esta última conclusión? Les
diría yo, por mi parte, a estos últimos señores: ¡ojo! ¡les pueden estar
tomando el pelo, pues esas garantías que se citan no se refieren a lo que
ustedes están pensando! ¡Pidan explicaciones! 

Pasemos
ahora al segundo de los estudios del profesor Garrote: el referido a los
posibles efectos del cambio climático sobre los caudales ecológicos. Se basan
en los estudios de hidrología del Centro de Estudios Hidrográficos a partir de
las series de aportaciones de 12 proyecciones climáticas con 6 modelos de clima
y no sé cuántas cosas más. Aquí conviene recordar lo que se ha llamado la maldición
de la multiplicación de las hipótesis y los escenarios,
pues su gran
número llega a proporcionar un batiburrillo de números salidos del
ordenador. Un castizo diría: resultados entre cero y un millón.

El
profesor Garrote llega a un par de conclusiones importantes en relación
con los caudales ecológicos en el tramo del Tajo medio que
conviene comentar. Por una parte, señala la tendencia decreciente con el
tiempo. Es lo que se ha venido a denominar «Efecto 80», indicando el
descenso de aportaciones a partir de 1980 observado de manera general y
que muchos científicos imputan al efecto de los gases invernadero en la
atmósfera. Como pone de manifiesto el Plan del Tajo, en Entrepeñas
y Buendía, embalses de donde arranca el Acueducto
Tajo-Segura, entre las series de aportaciones anteriores y posteriores a
1980 (datos oficiales de aforo) de ha producido un descenso de un 50%. Fue
poner en marcha el trasvase y, por desgracia, venirse abajo la serie de
aportaciones.

La
segunda conclusión del profesor Garrote es contradictoria. Por un lado afirma
que, al disminuir las aportaciones, disminuirán subsecuentemente los
valores de los caudales ecológicos determinados, de alguna manera, con los
periodos más bajos de dichas series hidrológicas. Cierto matemáticamente. Pero
un gran disparate conceptual si se observan los fenómenos con mayor angular
intelectual: al aumentar la temperatura y la evapotranspiración, la
conservación de los ecosistemas ligados al agua (que, no se olvide, es el
objetivo fundamental de los caudales ecológicos) requiere, en buena lógica, mayores
caudales. Es decir, se ha sufrido un quid pro quo: se ha mirado la letra
de los métodos olvidando el objetivo de los mismos.

Por último comentaremos la última perla del estudio, cuando mirando hacia el futuro (fin de siglo) se afirma:

«ya han aparecido en la cabecera del Tajo variaciones de las series comparables con las obtenidas en este estudio»
Author

¿Qué quiere decir el profesor Garrote? ¿Acaso que el cambio climático ya ha hecho los efectos que tenía que hacer y el futuro será «estacionario» en cuanto a las series hidrológicas? ¿Que es tanto como decir que «su» estudio es el final de la historia en cuanto a cambio climático y caudales ecológicos en el Tajo y que ya nada cambiará? ¿Qué clase de bola de cristal es esta? Una última recomendación: bastaría ver la sucesión de los mínimos de aportaciones en Entrepeñas y Buendía: se trata de una sucesión que, dicho en lenguaje matemático, es monótona decreciente, como me ha dicho un ingeniero amigo, y dicho en román paladino, que las aportaciones cada vez van a menos. Esto podría ser la conclusión fundamental y honrada que se debería transmitir a las entidades que encargaron estos estudios. Y para que conste, digo esto en mi recién estrenada residencia de la tercera edad de Albacete, sin que nadie me haya encargado trabajo alguno, venal o no, a 17 de diciembre de 2019.