El Mar Menor está en una situación crítica, hasta arriba de nitratos. Al menos de eso ya se han dado cuenta nuestras Administraciones. ¿Y qué hacer? Pues a grandes males, grandes … planes. Y más planes para seguir haciendo otros planes. Y estudios, aunque sea repetir otros realizados en el pasado y cuyos resultados principales se conocen de antemano. Pero hay que justificar la inacción del presente arguyendo que se va a hacer algo en el futuro.
En eso andan nuestras Administraciones. Con un lamentable espectáculo entre el MITECO y el gobierno de la Región de Murcia. Con recomendaciones y peticiones cruzadas, de tono elevado y crispado. Entre unos y otros la casa sin barrer. Mientras las Administraciones se enfrascan en sus juegos o peleas infantiles, el empeoramiento de la situación del Mar Menor avanza.
El caso es que el origen de los nitratos es claro: la agricultura intensiva. Las medidas efectivas para reducir su concentración pasan por actuaciones radicales en el origen, sobre esta agricultura. Sobre la que hay que hacer un recorte drástico de su actividad. Pero nadie se atreve a poner el cascabel al gato.
No se trata de un problema reciente. Lleva fraguándose décadas. El acuífero cuaternario del Campo de Cartagena está cargándose de nitratos desde que se puso en marcha el trasvase Tajo‑Segura. Supuestamente, los planes hidrológicos del Segura realizados para llevar a la práctica la Directiva Marco del Agua tendrían que haber adoptado medidas para corregirlo y revertir la situación. Sin embargo, las concentraciones de nitratos han ido in crescendo. Con incremento de la presión a todos los niveles para intensificar aún más la agricultura en la zona, y por tanto, aumentando los nitratos. Sin que haya preocupado lo más mínimo, salvo algún aviso de que para 2027 habría que ir preparando alguna excusa para poder continuar con su deterioro. Incluso ahora, cuando los «expertos» hablan de soluciones para aplicar al Mar Menor, pasan de puntillas por la situación del acuífero.
En este contexto, marcado por recomendaciones y notas de prensa de unos, cartas y exabruptos de otros, el Secretario de Estado de Medio Ambiente concedió el pasado 14 de abril una entrevista en Onda Cero Murcia, con declaraciones bastante interesantes. La frase entrecomillada en el titular de la reseña acierta con la clave: «La solución al Mar Menor no pasa por desviar la contaminación o hacer tuberías, pasa por dejar de echar nitratos». A lo largo de la entrevista, en lo que se refiere al análisis de la situación insiste en esta línea de que la medida efectiva es eliminar los nitratos en el origen. Aunque eso sí, remarca que son competencias de la Comunidad Autónoma, que es quien tiene que adoptar las medidas.
Incluso avisa con una posible retirada de las competencias a la Región de Murcia si no actúa. Pero las ilusiones de una política valiente enfocada a la solución del problema se desinflan cuando explica qué es lo que haría en caso de asumir estas competencias. Lo más que habla es de combatir las hectáreas consideradas ilegales, algo que se tiene que hacer en cualquier sitio. Pero en lo que respecta al aporte de nitratos da igual que sean regadíos legales, ilegales, alegales, casilegales o supralegales. Todos son una fuente de aporte de nitratos al acuífero y, por tanto, al Mar Menor. Si se quiere efectividad, se tiene que actuar sobre todos los regadíos,
Las soluciones no llegan. Se habla de hacer unos centenares de metros más ancha o más estrecha la franja cercana a la costa en la que no se pueda plantar. O en marear con el bombeo de la rambla del Albujón, una actuación maldita desde que se construyera para nada hace más de veinte años. Más otras ideas felices, algunas que se han quedado por el camino. Son medidas pensadas para evitar molestar al lobby, aunque su eficacia sea muy reducida. Pero lo que importa es aparentar que se hace y buscar tener buena imagen, no solucionar.