El banquero y el Trasvase

D. Carlos Egea Krauel, nacido en 1947, es Ingeniero Industrial, Doctor en Ciencias Económicas y Empresariales, experto banquero y prohombre de la Región de Murcia. Además de diversos cargos y representaciones en Consejos de Administración fue Director General de Cajamurcia entre 1983 y 2008, año en el que pasó a ser presidente de la entidad, así como de su fundación ─que sigue presidiendo─. En 2010 fue nombrado presidente del recién creado Banco Mare Nostrum, que integraba entre otras entidades a Cajamurcia. Entidad que tuvo que ser rescatada en 2013, con 730 millones de euros. Tras este rescate con dinero público, D. Carlos Egea mantuvo la confianza de los nuevos accionistas para continuar dirigiendo la entidad hasta su integración en Bankia, de la que es consejero ejecutivo desde 2018 y se prevé que dejará de serlo cuando se consume su fusión con La Caixa.

En este momento en que deja la primera línea de la gestión bancaria, ha concedido una extensa entrevista al diario La Verdad, publicada en su edición del domingo 7 de marzo de 2021. Una entrevista en la que, además de repasar su actividad como banquero, analiza y opina sobre diversos temas de relevancia para la sociedad murciana. Uno de ellos es el Trasvase Tajo-Segura. Veamos lo que una persona culta, ponderada en su desempeño profesional en el que se ha mantenido en la cima durante décadas a pesar de las complicaciones y circunstancias adversas, opina sobre el Trasvase.

Comienza su respuesta sobre el Trasvase con:

«Hoy se habla mucho de la sostenibilidad medioambiental, pero me gustaría que alguien me explicara por qué el Trasvase no es sostenible. Si realmente se van a producir disminuciones considerables en la cabecera del Tajo, está claro que no es sostenible; pero mientras no ocurra eso, debe ser sostenible».

¿Sabremos darle gusto explicándole por qué el Trasvase no es sostenible? Lo intentaremos con algunas ideas.

Lo primero que hay que advertir es que la premisa que da en su respuesta ya se ha producido. Como se aprecia con claridad en la siguiente figura tomada del Plan Hidrológico del Tajo, las aportaciones medias en Entrepeñas y Buendía desde que está operando el Trasvase son prácticamente la mitad de las que registraron desde su puesta en marcha hasta el inicio de operación del Trasvase. Sólo con este hecho, y ateniéndonos a sus declaraciones, está claro que el Trasvase no es sostenible.

«Figura 30. Histórico de entradas en los embalses de Entrepeñas y Buendía (1958-2006) y volumen trasvasado» del plan del Tajo de 2014
«Figura 30. Histórico de entradas en los embalses de Entrepeñas y Buendía (1958-2006) y volumen trasvasado» del plan del Tajo de 2014

Ahora bien, estas aportaciones se han reducido a la mitad pero el Trasvase está operando. ¿Significa eso que sea sostenible? Se pensó y construyó para trasvasar 1000 hm³ al año, pero apenas se ha logrado trasvasar de media la tercera parte de esta cantidad, con perspectiva negativa. A pesar de ignorar intencionadamente la situación de la cuenca del Tajo y forzar la máquina todo lo posible, memorándum mediante, el Trasvase no da más de sí.

Además de funcionar a la tercera parte de lo que se esperaba, está el cómo lo hace. Los trasvases se han caracterizado por su gran irregularidad, con momentos en los que el canal funciona a máxima capacidad y otros en los que hay que medir lo que se envía o directamente cerrarlo porque no hay recursos. En lenguaje bancario, estos momentos en los que Entrepeñas y Buendía han entrado en situación de excepcionalidad hidrológica pueden asociarse a una quiebra técnica. Y los que han estado por debajo del umbral de no trasvase a una quiebra total. Al igual que en el caso de las quiebras de los bancos el Estado ha tenido que salir al rescate aportando centenares de millones de euros, con las repetidas quiebras de Entrepeñas y Buendía sale al rescate con decretos de sequía, subvenciones y facilitando la sobreexplotación de otros recursos. Dos situaciones similares: se agotan las reservas (de dinero en los bancos, de agua en los embalses), con dinero público se tapa. Otra semejanza: a los responsables de llevarlos a esta situación se les premia o mantiene.

Estos rescates que se han realizado de Entrepeñas y Buendía no han servido para corregir su situación de quiebra recurrente, sino para enquistarla. Con el paso del tiempo, los beneficiados de las aguas del Trasvase han perdido toda precaución de evitar que pase, conocedores de que cuando llega el caso son compensados. Lo único sostenible del Trasvase es el beneficio del lobby, que se mantiene a toda costa, cueste lo que cueste al erario público, a la sociedad y al medio ambiente.

La otra imagen de la falta de sostenibilidad del Trasvase es la cuenca del Tajo. El río Tajo sigue sin tener caudales ecológicos, a pesar de las múltiples sentencias del Tribunal Supremo. La cuenca del Tajo se encuentra intervenida, con cartilla de razonamiento ─desembalses de referencia─ del caudal que puede sacar de sus embalses. El desarrollo turístico de los municipios ribereños de Entrepeñas y Buendía se ha truncado con el Trasvase. Contrastan las imágenes de hemeroteca de los años 60 y 70 del siglo XX con las instalaciones turísticas abandonadas en la actualidad, con embarcaderos que otrora funcionaban y ahora están «en dique seco», a centenares de metros de la lámina de agua. Simplemente porque no se permite que Entrepeñas y Buendía almacenen agua. Una zona condenada por el Trasvase y que sufre la situación de quiebra recurrente de sus embalses. Los dineros de los rescates del Trasvase se van para los que causan las quiebras, no para los que la sufren, al igual que los rescates del FROB no compensaron las pérdidas de los pequeños accionistas de las entidades o a los estafados con activos bancarios.

Volviendo a la entrevista, continúa con la frase:

«Gracias al cambio climático, que trajo la borrasca ‘Filomena’, el Tajo tiene hoy un 50% más de agua que hace mes y medio».

Estamos ante una lección de contabilidad creativa aplicada a la hidrología. Reducir la previsión del flujo de caja a un periodo agradable, ignorando el resto, para así presentar un saldo favorable de la gestión. Y sobre eso basar la política de acción. Es más, se utiliza para teorizar. La comparación con la situación de la banca en los primeros años del siglo XXI es clara: un tipo de interés favorable a la banca, gran especulación sobre el suelo, peticiones de crédito y presión de políticos locales sobre sus cajas de ahorros para facilitar sus políticas … y luego pasó lo que pasó. Pues aquí, este gran referente de las finanzas se permite trasladar el concepto de crecimiento perpetuo a la hidrología. De paso, medio cuestionar el cambio climático o sus efectos. ¿Qué garantías hay de que se mantengan este ritmo de aportaciones? Es un error recurrente de la historia del Trasvase, el creer que cuando entren aportaciones superiores a la media ya está todo solucionado y se puede trasvasar como si no hubiera mañana. Lo que ha pasado es que tras las vacas gordas llegan las flacas, y de nuevo a tener Entrepeñas y Buendía en quiebra.

Sigamos con las declaraciones de la entrevista:

«Estoy convencido de que los ciclos secos van a ser mayores que los húmedos, pero hoy por hoy no veo que el Tajo no sea sostenible. Cuando se plantea modificar los caudales ecológicos en Aranjuez y Talavera, ¿no hay otra forma de que esas aguas tengan mayor calidad reciclando los caudales de Madrid o de Toledo? Para los ciclos secos sí tenemos que ir preparándonos para la desalación, en la que todavía existe margen para reducir el coste energético, pero no hay que renunciar al Trasvase».

Emplea una técnica habitual cuando se habla de cambio climático. Discursos graves, serios, dramáticos. Para acto seguido decir o dar a entender que es algo que ocurrirá en el futuro y que hasta que llegue carpe diem. Ya los sufrirán nuestros hijos o nuestros nietos, pero mientras podamos sigamos sobreexplotando los recursos para sacar ganancia. Negando o ignorando las evidencias que muestran el agotamiento de la cabecera del Tajo. Luego se mete en el tema de los caudales ecológicos, confundiendo la velocidad con el tocino; los caudales con la calidad. Finaliza este bloque con el discurso de usar la desalación ─fuertemente subvencionada─ sólo en los momentos secos. Lo que obliga a sobredimensionar su capacidad para que pueda atender toda la demanda en momentos puntuales. A amortizar las desaladoras sin usarlas (operen o no, tienen un desgaste y un coste de construcción). Y renunciar a aplicar una gestión responsable que evite las «quiebras» o agotamiento de las diferentes fuentes de suministro. En el fondo es la traslación al mundo del agua del modelo en el que un banco se dedica a conceder créditos alegremente a amigos o por intereses políticos cuando las cosas van bien. Sin preocuparse por sus reservas ni de la viabilidad de los créditos. Pero cuando vengan mal dadas y no tenga estas reservas, solucionar el embrollo con rescates.

Terminamos el repaso a la entrevista con una frase sobre política:

«Me parece que la postura del Ministerio es extrema sobre el Trasvase, la cual no comparto en absoluto».

Desconocemos qué es lo que le parece extremo de la postura del Ministerio. Hasta la fecha, sigue operando el Trasvase con las mismas leyes que heredó. El tema de los caudales ecológicos en el río Tajo se debe a unas sentencias del Tribunal Supremo de hace ya dos años, pero que todavía no se han llevado a la práctica. Aunque la existencia de motivos es lo de menos. Lo que cuenta es apoyar la campaña del SCRATS, al que ensalza sin disimulo.

En definitiva, son las declaraciones de un banquero reputado de nuestros días, capaz de llevar a un banco al rescate y mantenerse al frente. Una situación que es similar a como se gestiona el Trasvase: agotar sus recursos hasta llevarlo a la quiebra y esperar rescates una y otra vez. Pero lo importante es servir al dogma trasvasista. Contribuir a la desinformación, en la que con propaganda y adoctrinamiento se oculta la realidad del Trasvase.

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