Los dueños del planeta
Cristina Martín Jiménez publicó anteriormente un interesante libro: Los Planes del Club Bilderberg para España (2015, Ed. Planeta, 287 págs.). Fue producto de su (valiente) tesis de doctorado, cuya publicación encontró dificultades imaginables. Leímos la edición de 2021 y resultó tremendamente interesante enterarnos de las conversaciones habidas ─en vísperas de nuestra democracia─ entre Prado y Colón de Carvajal, emisario personal del entonces príncipe Juan Carlos, y Henry Kissinger, a la sazón secretario de Estado (cuasi permanente) de los EEUU. Dichas conversaciones provienen de los archivos del Departamento de Estado de los EEUU, donde se guardan todas las transcripciones de las reuniones celebradas, documentos abiertos al público al transcurrir el periodo de años fijado por su legislación. En síntesis: Juan Carlos solicitó el apoyo de Kissinger y del Club Bilderberg frente al bunker y otros posibles rivales, a cambio de ponerse a disposición de Kissinger, los suyos y el Nuevo Orden Mundial (más en la entrada El Club Bilderberg y El Nuevo Orden Mundial).
Ahora, dicha autora repite suerte con un nuevo libro: Los Dueños del Planeta (2023, Ed. Planeta, 304 págs.), también con promesa de interés.
Los dueños del planeta.
Ellos contra nosotros
Editorial: Ediciones Martínez Roca
Colección: No ficción
ISBN: 978-84-270-5100-3
Publicado: 15/03/2023
Páginas: 304
Pasaremos a reseñar algunos párrafos de su introducción, que ilustran su contenido. Pero, ante todo, conviene explayar que, reconociendo el tremendo interés del contenido de sus libros, no podemos estar de acuerdo con todos sus puntos de vista, sobre todo cuando exagera en las conspiraciones respecto a la epidemia del COVID, las vacunas y el calentamiento global, donde roza posiciones extremistas claramente rechazables. Con esta salvedad, pasamos a los comentarios sobre su última obra citada.
Dice la autora (pág. 16):
«Hablamos de la nueva plutocracia del siglo XXI. No son políticos, no son intelectuales ni sabios, ni cuentan con una larga experiencia en el viejo arte de gobernar sociedades. Sin embargo, por el simple hecho de poseer gigantescas fortunas se consideran a sí mismos ─debido a su soberbia sin límites─ políticos, intelectuales y sabios. Se creen los dueños del planeta y, para seguir agrandando y fortaleciendo su poder, se alían con el mismo vigor con el que rivalizan y se pelean entre sí mientras desde sus atalayas doradas observan todos y cada uno de nuestros movimientos para asegurarse que nadie se sale del redil. Sus principales ámbitos de actuación son la tecnología, los medios de comunicación, la ciencia, la cultura, la especulación financiera, la ingeniería social, las ciencias del comportamiento y la inteligencia artificial(…)».
Continúa en la página 19:
«En la actualidad, podríamos entender el Poder como la capacidad de cambiar ─para bien o para mal─ la vida de las personas (8 000 millones de almas). La tentación es bestial, pero la competencia también, lo que explica que sean pocos los que verdaderamente lo alcanzan. A lo largo del siglo XX y lo que llevamos de XXI lo hemos visto en innumerables ocasiones: las élites necesitan ser aceptadas por los ciudadanos, pues de lo contrario corren el riesgo de ser derrocadas, eliminadas y/o sustituidas (…) Por ello, para lograr esa aceptación y sumisión social tienen que convencernos de que los necesitamos».
Ahí es donde entra la manipulación psicológica ─del pánico─, que se ha convertido en un arte necesario y cada vez más sofisticado: Agendas 30-50, organismos supranacionales (ONU, OMS, FMI, BM, OTAN), ONG, fundaciones filantrópicas, corporaciones mediáticas, movimientos civiles subvencionados, psicoescenarios pandémicos, catástrofes inminentes, terrorismos desinformativos, relato único, …Y todo con un solo fin: domesticar el rebaño y crear un estado de opinión ─y de ansiedad─ que avale y justifique sus intereses y sus actos, y que les mantenga eternamente en la cima del Olimpo, claro. (…)»
Sigue la autora en la página 21:
«En este libro no están todos los que son, pero sí son todos los que están. He elegido a los diez ─en realidad, once─ hombres que, a mi juicio, están entre los que más influencia tienen en el incierto devenir de Occidente.
Elon Musk, Jeff Bezos, Bill Gates, Mark Zuckerberg, Warren Buffet, Mohammed bin Salmán, Larry Fink, Rupert Murdoch, George Soros, Larry Page y Sergey Brin. Los dos últimos comparten capítulo porque juntos han trabajado para crear el reino del inframundo que es Google, sin el cual parecería que nada ni nadie existe. Todos ellos se han arrogado el derecho ─que nadie les ha dado─ de decretar nuestros destinos, convirtiéndonos en marionetas, ya sea de las salvajes leyes de mercado ─establecidas por ellos mismos─ y de la especulación financiera (Fink, Buffet, Soros); de los medios de comunicación (Murdoch, Musk, Bezos, Zuckerberg, Fink, Soros); de la industria energética (Bin Salmán, Fink, Buffet) y de los «avances» tecnológicos y científicos (Musk, Bezos, Zuckerberg, Page y Brin).
(…) Dominan el mundo visible ─la política, las guerras, La Bolsa, la energía, los medios de comunicación─ y pretenden dominar el mundo invisible, es decir, nuestras mentes y almas, de la manera más perversa que se pueda imaginar: controlando nuestras opiniones, nuestras aspiraciones y deseos como seres humanos y, por supuesto, decidiendo por nosotros en qué debemos creer y en qué no».
Sigue en la página 23 y 24:
«Eso sí, el lector se dará cuenta inmediatamente de una diferencia sustancial: en el Olimpo plutócrata del siglo XXI no hay mujeres (…) ¿Por qué entre las élites globalistas contemporáneas tan solo hay hombres? ¿Acaso hablamos de un poder heredado de varón a varón? (…). estos nuevos plutócratas actúan con vanidad y displicencia, todos ellos provistos hasta la médula de arrogancia, de espíritu competitivo y de codicia, lo que en última instancia causa su desgracia. ¿Acaso no son estas características esencialmente masculinas?»
Por fin, en la página 24 termina exponiendo.
«De lo que no tengo duda es de que, cuando alguien se siente dueño del universo, tarde o temprano da un paso en falso y su poder, por muy grande que sea o haya sido, se viene abajo como un castillo de naipes».
Ahora, por nuestra parte solo nos queda adentrarnos en la lectura de estos superhéroes comenzando por Musk, aún no repuestos del todo de su viral conversación con Trump, otro que podría estar en este bestiario.