El falso rigor técnico de los «hermanos de agua» del Trasvase

Los presidentes murciano, Fernando López Miras, y valenciano, Carlos Mazón, han pedido este jueves que el agua se trate como una cuestión de Estado y su reparto se haga con rigor y criterios técnicos que garanticen un recurso que es de todos, igual que la energía eléctrica. (…)

Los presidentes de Murcia, Fernando López Miras, y de Valencia, Carlos Mazón, han reaparecido en su campaña del «agua para todos». Con un toque de solemnidad, han pedido que el agua se trate como una cuestión de Estado, apelando a un supuesto rigor técnico y unos criterios objetivos que, curiosamente, siempre apuntan a la misma conclusión: que hay que llevarse toda el agua posible a Murcia y Valencia.



Apelando al reparto del agua como si se tratara de un derecho divino, los presidentes se han definido como «hermanos de agua». Al parecer, el rigor técnico se traduce en que todo lo que pueda fluir desde el Tajo debe llegar a la huerta murciana y al campo valenciano, porque —según ellos— el problema no es de falta de agua, sino de su mala distribución. Aunque los datos muestran que la cuenca del Tajo ya se encuentra bajo un estrés hídrico significativo, lo que evidencia la falta disponibilidad real del recurso para trasvasar. Pero, como ya está el Trasvase construido, ¡pues hala, a tirar de la tubería hasta dejarla seca!

Además, dejan clara su estrategia: «no debemos dejar de hablar de agua hasta que se resuelva el problema». Lo que quiere decir, traducido al lenguaje común, que continuarán dando la matraca sin parar, aunque la solución real implique aceptar que el Trasvase Tajo-Segura ya no es sostenible. A seguir exprimiendo el argumento del victimismo regional.

La contradicción de una política insostenible

El planteamiento es surrealista: esconden que su «rigor técnico» se basa en una política desfasada e insostenible. Consistente en esquilmar recursos naturales y de hacerlo, además, con subvenciones e inversiones públicas que solo benefician a un pequeño grupo de privilegiados. No hablamos de la sociedad en general; hablamos de quienes se llenan los bolsillos mientras perpetúan un modelo basado en un sector primario de escaso valor añadido, rentas bajas y enorme vulnerabilidad ante cualquier crisis.

Los mismos que ahora reclaman más agua son los que luego se lamentan de los estragos de las sequías o de las inundaciones. Los mismos que se quejan del precio de mercado que deja limones sin recoger y melonares podridos. Entonces, la pregunta es: ¿es ésta una política seria? ¿Esto es rigor técnico? No, lo que es, es un sinsentido. Y uno caro. Porque mantener este modelo a toda costa, sin considerar el impacto social y ambiental, es la definición de una falta de visión a largo plazo.

Lo irónico del asunto es que tanto la Comunidad Valenciana como la Región de Murcia tienen un potencial enorme para diversificar su economía y desarrollarse al margen del sector agrario. Turismo, energía renovable, industria tecnológica… Pero no, mejor seguir tirando de ese viejo esquema del «agua para todos» porque es lo que da votos fáciles. Además, evita problemas con quienes siempre han estado bien protegidos por el poder público.

¿Y el medio ambiente?

¿Y el medio ambiente? Bien, gracias. Si destrozar el entorno y comprometer el desarrollo de las generaciones futuras es el precio a pagar para que el lobby del Trasvase siga contento, parece que están dispuestos. Total, si ya se están cargando sus regiones, ¿qué les importa lo que ocurra en otras?

En resumen, los hermanos de agua quieren seguir saqueando el Tajo, enarbolando la bandera del «rigor técnico», cuando en realidad lo que buscan es proteger un modelo insostenible que sigue beneficiando a los mismos de siempre. Nada nuevo bajo el sol. No hay esperanza de que dejen de dar la tabarra. Hay trasvasismo para rato.