El director general de la Fundación Instituto Euromediterráneo del Agua, Francisco Cabezas, ha asegurado ante la comisión especial de Agua de la Asamblea Regional que el hecho de que haya menos recursos hídricos en las cabeceras del trasvase Tajo-Segura de los previstos en un principio “no invalida que la que hay no se pueda trasvasar”.
Cabezas ha recordado que cuando se concibió el trasvase estaba previsto que en los embalses de la cabecera entraran unos mil hectómetros cúbicos. No obstante, ha dicho, en los últimos 10 años se ha comprobado que las entradas a los embalses de la cabecera son de unos 800 hectómetros cúbicos.
Según ha explicado, las necesidades en la cuenca del Tajo referente a todos los regadíos de la zona suponen unos 370 hectómetros cúbicos de agua, algo a lo que si se resta a los 800 hectómetros quedarían poco más de 400 hectómetros cúbicos.
A eso habría que restarle, ha dicho, la evaporación de los embalses, con lo que quedarían unos 300 o 400 hectómetros cúbicos, “se comprueba que hay un déficit respecto a la previsión inicial de unos 300 hectómetros cúbicos”. Además, ha manifestado que en la cuenca del Segura, el trasvase “cuenta con menos recursos; alguien tendrá que tomar las medidas oportunas. No tiene fundamento decir que el cambio climático es incompatible con los trasvases”, ha añadido.
(Copiado de «Cabezas niega que la reducción de los recursos hídricos en los embalses de la cabecera invalide el trasvase Tajo-Segura»; Europa Press, 25/4/2018)
Si Francisco Cabezas hubiera continuando su intervención resaltando la necesidad de adaptar urgentemente las reglas de explotación bajando el trasvase en nivel 2 de 38 a 25 hm³/mes (media de 300 hm³/año de media entre 12 meses; aunque esto sería también insuficiente si se consideran valores reales, como se muestra más adelante), al menos su discurso habría tenido cierta coherencia hidrológica. Pues con las actuales reglas de explotación, en el que en nivel 2 hay un trasvase «automático» de 456 hm³/año (38 hm³/mes x 12 meses), que el trasvase medio sea de 300 hm³/año implica que durante el 72% del tiempo se esté en nivel 3 (si no se llega al 4)(1). Es una situación clara de sobreexplotación, sobre la que no se plantea ninguna medida. Es más, cuando las reglas de explotación llegan a nivel 3, se activa el mecanismo de la cadena de decretos de sequía. Una aberración, pero premiada por la actual ministra del MAPAMA en 2015 con la concesión de la «Gran Cruz de la Orden Civil del Mérito Medioambiental», constatándose que destrozar el medio ambiente para beneficiar a un lobby es algo meritorio para la ministra.
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